14.

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Pablo Gavi

Extraño.

Era la mejor palabra que describía a Pablo esa mañana, se había despertado a las 3:00 de la mañana.

Se despertó a las 3:00 de la mañana con un problema entre las piernas, maldijo y se tuvo que levantar al baño poniendo la ducha fría.

Había tenido un sueño agradable que involucraba a Pedri y a él, lo recordaba a la perfección.

Pedri besando sus labios, pasándolos por todo su cuerpo y acariciandolo con sus suaves dedos, y justo en la mejor parte, despertó.

Se metió en la ducha intentando bajar su ereccion y funcionó, intento pensar en una cosa que no fuera Pedri para no masturbarse pensando en su novio.

Pensó en nombrar países que empezarán con la letra "A", miro mientras su erección bajaba con el agua fría, pensó en todos sus goles en la masía y en el Barça intentando relajarse.

Y ya un poco menos excitado, calentó el agua y se metió a duchar, aprovechando que estaba despierto, espero a que se le secara el pelo y salió del baño.

—¿Pablo?— escuchó preguntar a Pedri del otro lado del cuarto.

—¿que pasa mi amor?— pregunto el sevillano.

—¿porque te duchas tan temprano?— Pablo se acercó hacía el y depositó un beso en su mejilla.

—he tenido un sueño y me he metido a duchar para despejarme— explicó el menor.

—¿porque no me has despertado?— el sevillano solo lo miro sonriendo y ladeó su cabeza.

—no era necesario— contestó y besó la puntita de su nariz.

—¿que soñaste?— Pablo lo miro.

—no tiene sentido, ya acuéstate para dormir un rato más— el canario lo miro no satisfecho con su respuesta pero obedeció y se acosto.

—descansa mi amor— le deseo y después dejo un beso en su mejilla y lo abrazo dejando la cabeza de Pedri en su pecho y sus piernas enredadas.

—tu también— el sevillano asintió y depositó un último beso en su cabeza para después cerrar los ojos y poco después caer dormido.

Su alarma cerca de su oreja lo había despertado, aún con sueño sacudió a Pedri quien estaba abrazado a su torso durmiendo pacíficamente.

—Pedri, despiértate— le dijo el sevillano.

—ya escuché— susurro cerca de su cuello y Pablo solo sintió un escalofrío. —duerme otro ratito ¿vale? Debes estar cansado— le dijo para después con mucha pena separarse de él y dar un beso en su mejilla para buscar sus cosas para ducharse.

El sevillano no supo cuánto tiempo estuvo dormido pero sintió los labios de su novio repartiendo besos por toda su cara y el sevillano solo pudo reír.

—buenos días al más guapo de todo el mundo— saludo mirando enternecido como el sevillano reía aún con los ojos cerrados.

—pero si ese eres tú— le dijo el sevillano con los ojos cerrados.

—según yo y todas las tías españolas, es mi novio el más hermoso— el sevillano solo río y lo atrajo para abrazarlo.

—me encanta cuando dices que soy tu novio— Pedri rio y lo tomo de las manos para levantarlo de la cama.

—quiero besarte— dijo acercándose a él.

—espera, no me he cepillado los dientes— el sevillano se alejó de él y se entró al baño para cepillarse los dientes.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora