Capítulo 1

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Habían pasado días desde que el sombrero de paja derrotó a Kaido en Wano. Una gran celebración en la capital de las flores se festejaba por todo lo alto: banquetes, música, gente que desde hace tiempo no sonreía y, por supuesto, sake. Sus heridas aún se estaban curando, pero no era excusa para no poder disfrutar de sus nakamas y, sobre todo, de él, su capitán.

Debían partir, continuar con su viaje. No sin antes dirigirse hacia la tumba de Yasuie. El espadachín quería despedirse de su nuevo amigo que había hecho en Wano. Y es por ello que se dirigió hacia el lugar donde descansaba. Los buenos recuerdos con el habitante de aquel país venían a su mente y quería anunciarle la buena noticia de que el antiguo emperador del mar así como Orochi habían muerto, por lo que no debería preocuparse más:

"Por fin acabó todo..."- susurró Zoro mientras se sentaba poniendo dos *sakazukis - " Es una pena que no pudieras gozar de esta libertad; pero, sé que allá dónde estés, eres feliz".

El pirata cruzó sus piernas y empezó a orar. Sumergido en sus pensamientos, escuchó una carcajada. Se trataba de Toko, la hija de Yasuie:

" ¿Vienes a dejar una flores a tu padre?"

" ¡Sí! JAJAJAJA. La hermana mayor me ayudó también a poner las anteriores"- es entonces, en ese momento, cuando los pasos de Kozuki Hiyori se escucharon- " Con que estabas aquí, Zorojuro".

Zoro asintió mientras observaba la lápida de Yasuie. Hiyori se puso a su lado comenzando también a orar por el padre fallecido de la pequeña pelirosa. Un silencio profundo se interpuso entre el espadachín y la bella cortesana, que sólo fue interrumpido por el viento que movía las cañas de bambú. Alguien debía decir algo y, es por ello,  que la bella mujer de Wano decidió romper el hielo:

"¿Si estás aquí es porque significa que es hora de partir con tu tripulación?"

"Sí..."- Zoro solo ponía más saque en su sakazuki.

"Te echaré de menos..."- cuatro palabras que para la hermana del shogun significaban mucho. Tras la dura batalla contra Kaido, Hiyori esperaba ansiadamente a que el cazador de piratas se despertara. Todo lo que él había hecho por ella, por Toko, por Wano, provocó que cada vez su confianza hacia él fuera más profunda, hasta llegar a entender que aquello no era solo cordialidad... tal vez algo más. La lealtad y bravura de Zoro provocó que Hiyori tomara la decisión de darle la amada espada de su padre Enma.  

Hiyori puso sus ojos en él...pero no obtuvo respuesta. Solo el hombre de pelo verde absorbió su sake, aún pensativo. No dijo nada.

Y en ese momento es cuando al bella mujer de pelo azul comenzó a decir:

"Te echaré de menos...no sé si nos volveremos a ver... pero me he dado cuenta que si te lo digo es porque siento algo por ti. Todo lo que hiciste: protegerme, liberar a Wano..." - cada vez sus hermosos ojos se llenaban más de lágrimas-" ... no tiene precio. Además, Enma te eligió a ti...".

De esta vez, el espadachín escuchó con más atención. Puso otro de sake y lo absorbió. Otro silencio se sintió, pero la bella mujer, desesperada,  estaba esperando una palabra del hombre. Y es esto, cuando Zoro dejó su sakazuki en el suelo y la interrumpió:

"Hiyori, sé cómo te sientes. Agradezco mucho tu hospitalidad, tus cuidados. Además, significa mucho para mí que me eligieras como el nuevo portador de una espada que tiene mucho valor para tí. No hay duda de que la protegeré, y de que me ayudará a alcanzar mi objetivo... Pero... yo...le debo mi vida a ella".

¿Ella? ¡¿ELLA?! ¿A quién se estaría refiriendo?

No lo entendía. ¿Quién sería ella? ¿Por qué le debe su vida a ella? En su rostro se reflejaba ya no solo la tristeza de que alguien al que comenzaba a amar se iba, sino que también de sufrir el sentimiento de rechazo. No dejaba de resonar en sus pensamientos: ¿Quién era ella? ¿Por qué? 

Quien sabe, tal vez ese hombre que la salvó no volvería. Tenía bien claro su objetivo. Pero ya era una mujer adulta, alguien quien sufrió en sus propias carnes lo peor que un ser humano pudiera experimentar: orfandad, hambruna, esclavitud. Ahora mismo debía centrar su prioridad en ayudar a su hermano a levantar este país y evitar que todo su pueblo volviera a pasar por todo aquello. Respiró, mirando hacia el suelo. No quería que el peliverde se diera cuenta de su tristeza.

Tal vez sea hora de verlo como un aliado más o, mejor dicho, un amigo, alguien en quien confió su tesoro más valioso, pero merecedor de ello. Alguien tan fuerte como para quedarse con Enma, con el objetivo de que sea un gran espadachín al igual que su figura paterna... o el guerrero Ryuma. Fuera lo que fuera, siempre tendría su confianza y su compromiso de llevarlo a la tumba del dios de la espada si volviera a Wano. Sin embargo, despedirse de él significaría también despedirse del único recuerdo de su padre:

"Si te vas ¿significa que no volveré a ver a mi querida Enma?"

El peliverde contestó con un diciéndole:

"No creas que te la voy a devolver"

La bella hermana del shogun se rió.

Zoro levantó la espada, impresionado por el poder que tuvo Oden para poder dominarla. Cada vez se estaba volviendo más fuerte, pero todavía sentía que no era suficiente, que necesitaría más para ser poderoso y derrotar aquellos que estuvieran en su camino, especialmente a Mihawk. Por otro lado, Hiyori no estaba impresionada en que la espada lo eligiera a él pues no cabía duda de que era el elegido. Pensado en ello, hizo una ligera sonrisa porque sabía que ese tesoro que había sido suyo estaba en buenas manos. 

Ambos se levantaron y junto a Toko se fueron al puerto de Wano,  pues la hora de partir para el mugiwara había llegado.





*Sakazuki: Término japonés (también Guinomi u Ochoko) para designar los cuencos de 5 a 8 cm de diámetro (pero también más grandes), de los que se bebe el (de frío a caliente) (Wein.plus; 29 junio 2021).

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⏰ Last updated: Dec 05, 2023 ⏰

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