🐾𝔇𝔬𝔰

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Llegó Alice, con corbata detrás, muy juguetón. Se acercó oliendo y moviendo su colita a la silla de ruedas, e intentó saltar hasta las piernas de Harry, pero como era muy pequeño aún, no sabía hacerlo.

—¿Puedo? —Preguntó Louis.

—Sí, por favor, —dijo Harry, y pudo acariciar al cachorro, que se acomodó sobre sus piernas, durmiéndose rápidamente, para alegría de todos.

Tomaron el té, conversando de cosas sin importancia, hasta que se oscureció y Louis tuvo que retirarse, no sin antes prometer volver en cualquier momento.

Alice se dio cuenta, que, gracias a esa visita, su hijo mejoró su humor notablemente, había comido más que cualquier día, y durmió tranquilo. Se las ingenió para lograr una nueva rutina, que incluía una invitación a tomar el té cada viernes y, a veces, a ver una película sábado o domingo. También llegaba más tarde a propósito, obligando a Harry a moverse hasta la puerta para recibir a Louis y no hacerlo esperar.

Al ver esos cambios en su hijo, Alice supo que era cosa de tiempo para que se enamorara, y era algo que le hacía mucha ilusión, pero le preocupaba el saber que Louis tenía un pasado del que no le gustaba hablar, y que cada vez que intentó ahondar en el tema, solo vio lágrimas y dolor en esos hermosos ojos azules.

Harry sabía que estaba sintiendo algo fuerte  y era una sensación tan bonita, una que estaba conociendo, que lo hacía sonrojar en la soledad de su habitación, que le estaba provocando ganas de arreglarse un poquito más. Pero toda su ilusión se desvanecía cuando recordaba que no era un chico autónomo, que dependía de su silla de ruedas, que nadie querría involucrarse con un estorbo, con alguien tan dependiente y sin un futuro claro.

Louis, por su lado, estaba muriendo de terror. Harry era todo lo que él soñaba, dulce, alegre, divertido, sencillo, luminoso. Pero no podía ser, porque él estaba sucio, porque su pasado empezaba a doler más, a gritarle en su cara que para él no había una oportunidad de amar y ser correspondido. Había imaginado cómo sería tan solo besar los húmedos labios de Harry, y todo se desvanecía en medio de lágrimas... ¿Acaso nunca podría ser feliz? ¿Alguna vez dejaría de sentirse sucio y culpable? ¿Tendría una oportunidad para salir de su pasado?

En dos días era la titulación de Louis, y le hubiera gustado que Harry y su mamá lo acompañaran, pero no fue posible porque era en el horario laboral de Alice. Pero recibió su distinción honorífica con mucho orgullo, y el cariño de sus jefes, que no habían dejado de apoyarlo, ni a él ni a corbata, que a veces iba a trabajar con Louis, y a quien siempre le tenían juguetes y croquetas, además de una cama especial en la oficina.

Ese día tuvo una celebración con sus compañeros que le impidió cumplir su visita del día viernes, y pudo notar la decepción en la voz de Harry, pero prometió compensarlo al día siguiente. Habló con Alice, y le preguntó si podían almorzar los tres, y luego pasar el resto de la tarde juntos. Él llevaría la comida.

Llegó puntualmente a las once de la mañana. Era bastante temprano, pero quería aprovechar el día para juntar millones de segundos al lado de Harry y así poder recordarlo en su soledad. Era la única manera de poder soportar la distancia, y de calmar su ansiedad de volver a verlo.

Harry le abrió la puerta con una sonrisa que terminó de enamorarlo. Se veía tan lindo, como una margarita en primavera, solo quería acercarse, y poder tomar su mano mientras conversaban de la importancia de los colores en el algodón de azúcar. Se demoró en reaccionar, perdido en la luz que irradiaba ese día.

—Hola, ¿llegué muy temprano? —Preguntó, aclarándose la garganta.

—No, para nada. Aunque mi mamá salió a ver un pendiente de su trabajo, dijo que comiéramos si ella se demoraba.

You Are The Light In The Middle Of My Darkness, History Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora