Este no es un poemario, sino más bien un grito silencioso, un lamento tejido con hilos de dolor. Lo escribí en las noches solitarias, cuando el mundo parecía un lugar extraño y hostil. No esperes encontrar grandes prosas aquí, ni metáforas elaboradas. Es simplemente el eco de una hija aturdida por la realidad, tratando de darle voz a su pena.
Cada palabra es un suspiro contenido, una lágrima que se niega a caer. La muerte de mi madre dejó un agujero en mi pecho, un vacío que no puedo llenar. Intento aferrarme a los recuerdos, pero se desvanecen como humo entre mis dedos.
En las noches, cuando el silencio se vuelve insoportable, me sumerjo en estas líneas. Escribo para ella, para mí, para todos los que han perdido a alguien que amaban. Las palabras son mi refugio, mi consuelo. A veces, siento que si escribo lo suficiente, podré traerla de vuelta, al menos en las páginas de este cuaderno.
La realidad es cruel y despiadada. La muerte no avisa, no pide permiso. Nos arrebata a quienes amamos sin piedad. Y aquí estoy, tratando de darle sentido a esta ausencia, de encontrar un lugar para mi dolor en el vasto universo.
Así que no esperes grandes prosas, ni versos perfectos. Solo hay una hija que llora en la oscuridad, tratando de encontrar consuelo en las palabras. Este no es un poemario, es un intento desesperado de mantener viva la memoria de mi madre, de no dejar que se desvanezca en el olvido.
Y aunque las lágrimas manchen estas páginas, sé que ella está en algún lugar, observando. Quizás no en el cielo, sino en los pequeños detalles: en el aroma del café por la mañana, en el canto de los pájaros al atardecer. Y yo, la hija aturdida por la realidad, sigo escribiendo, tratando de alcanzarla a través de las palabras.
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Susúrrame en la oscuridad
PoesiaEste no es un poemario, sino más bien un grito silencioso, un lamento tejido con hilos de dolor. Lo escribí en las noches solitarias, cuando el mundo parecía un lugar extraño y hostil. No esperes encontrar grandes prosas aquí, ni metáforas elaborada...