͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ 𝗛𝗢𝗧 𝗡 𝗖𝗢𝗟𝗗 — act i you change your mind o1 | cold
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͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ YANGJEONGIN SUPO QUE CONOCIÓ AL AMOR DE SU VIDA la noche más fría de todo diciembre, la nieve cubría prácticamente cualquier superficie en la que ponía sus ojos y el viento calaba profundamente sus huesos aún bajo el pomposo abrigo que su mejor amigo le había obligado a usar. sus pies dolían de los largos tramos que habían recorrido en busca de inútiles accesorios, hwang hyunjin era el mismo demonio si de ir de compras se trataba; capaz de asesinar si te negabas a ir con él. lastimosamente para jeongin, era imposible negarse y terminó la noche congelado con su peludo abrigo, nariz más roja que una fresa, y un dolor palpitante en sus pies.
si no apreciara tanto a su mejor amigo, probablemente lo hubiera aventado frente al trineo de santa claus tan pronto el primer "vamos de compras, será divertido" salió de sus labios.
de todos modos, se encontró divirtiéndose más por la situación en tanto observó al pelinegro cargando con unas 13 bolsas en sus delgados brazos y batallando en tomar la número 14. sus carcajadas hicieron que la gente lo mirara con extrañeza. aunque el entretenimiento no le duró mucho, en especial después de que hyunjin lo arrastrara a la que parecía ser la octava tienda departamental en busca de luces en forma de copo. ninguna maldita tienda tenía luces en forma de copo. jeongin gruñía exasperado, pero no encontró forma de quejarse ni excusa para liberarse.
y, de todos modos, no tuvo necesidad de crear una, pues justamente afuera de la tienda fue recibido con una imagen de lo más... indescriptible. dos chicos estaban parados con una expresión que solo podía ser descrita como exasperación mientras observaban a uno pasearse frente a ellos con clara agitación, él fue quien llamó atención. aquel muchacho parecía tener un rostro angelical y, al mismo tiempo, un parecido enternecedor a un gato; un minino angelical. el frío lo estaba haciendo desvariar, claramente, pero juraba que podía contar los copos que estaban atorados en sus pestañas y describir el tono exacto del color de sus mejillas a causa del gélido viento, era el mismo que tenían sus labios, el mismo que portaba jeongin en la punta de su nariz. embelesado, atontado, estupefacto. así terminó parado frente al brillante letrero de target totalmente ido por observar al desconocido despotricar incoherencias.
que si debió comprar guirnaldas rojas o azules, si el verde era más navideño que el amarillo o si el rojo era el tono correcto de nochebuena. jeongin se entretuvo escuchando los chillidos de su voz balbuceando, divertidas risas indicando su clara infatuación por las reacciones de los otros dos chicos. seguramente se encontraban en su misma situación. pero la diferencia es que a él no le molestaría escuchar a aquel bello ángel profesar tonterías.
era demasiado indeciso pero, por suerte, jeongin tenía mucha paciencia.
