Parte única.

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Simon cortó de manera profunda, suspirando en el proceso. Vió como la sangre en sus muslos viajaba por sus piernas hasta llegar a su cama, manchandola con el líquido carmesí.. Él siguió cortando en otras zonas, aún dando suspiros de calma mientras lo hacia, sujetando con fuerza el cigarro entre sus labios.

Luego de unos segundos de cortes él decidió dejar la actividad de lado, poniendo la navaja bajo la almohada mientras tomaba la colilla del cigarro ya desgastado, apagandolo sobre su piel expuesta. Dió un gemido de dolor, cerrando los ojos mientras unas pequeñas lágrimas se asomaban por sus ojos. A este punto ya era una actividad cotidiana, algo que su cuerpo le exigía, tal como comer.

Se limpio las heridas con un confort que tenía bajo la cama, era exclusivamente para cuando se cortaba o se masturbaba. Paso el papel con algo de cuidado, asegurándose de limpiar lo suficientemente bien la zona, para luego de haber terminado subirse los pantalones y esconder los recientes cortes en los confines de esa característica tela negra suya.

Él se recostó en su cama, sus ojos mirando el techo de manera atenta, mirando esas formas raras a las cuales le gustaba darles forma, era bastante divertido. Especialmente cuando no había realmente nada que hacer.

Él desvío la mirada, mirando atentamente su tocador.

No, mirando atentamente el arma que estaba sobre este.

Pasó unos segundos mirándolo, para luego acercar la mano y agarrarlo con timidez y vulnerabilidad, jadeando por el miedo. Aprecio la belleza del arma, un revolver.. Él sabía que había una bala, él la puso ahí hace unos días, sabía que este momento iba a llegar pronto y quería estar seguro de por fin poder lograr su cometido.

Besó la boquilla del revolver mientras hundía este pesadamente al interior de su boca, poniendo su dedo índice en el gatillo. Estaba nervioso, esto significaba una muerte segura, una de la que sabía que no se podría salvar.

¿Realmente lo quería?

Él comenzó a temblar, su mente se nublo y su vista comenzó a tornarse negra, pequeños puntos apareciendo por todos lados mientras dejaba de escuchar al grillo que golpeaba contra su ventana, convirtiendose en un simple ruido blanco. Los colores comenzaron a extenderse, mezclarse y comenzar a ser indiferenciables. Ya no podía identificar nada de su habitación, el estrés y el nerviosismo lo estaban consumiendo, pensando en si realmente lo haría.

Entonces, él cerró los ojos con fuerza, impidiendo que las lágrimas comenzarán a surgir.

Él jalo el gatillo.





Nada, absolutamente nada.



Alguien quitó la bala.

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⤷  ❝ 𝙌𝙪i𝘦𝘯 ❞ || Simon HenrikssonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora