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O71. MANIPULADOR TRAS MANIPULADOR.
☣,
Obito despertó, sintiendo como le intentaban quitar las colas bijū.
no, no iba a permitirlo. su susano'o que aún mantenía a una Konan bastante sorprendida, y a un Kakashi frenético, se dirigió cambiando de posición. las grandes manos del samurái, agarraron las colas y finas líneas de chakra, luchando ahora contra la alianza.
«se parece tanto a Kakashi, mi representación del susano'o» pensó Obito, inexplicablemente tranquilo. el susano'o comenzó a hacer una cantidad de fuerza. y, por más que la alianza intentara luchar estaban perdiendo.
se necesitaba de otro susano'o, o probablemente la ayuda de un bijū para lograr ganar. y no contaban con ello. así qué, con una sonrisa, Obito agarró duramente las colas y las regresó a él, volviéndolo jinchūriki perfecto otra vez.
cuándo todo eso sucedió, y Obito dejó de retorcerse en dolor, Kakashi esperó en un tenso silencio hasta que Obito abrió los ojos (dos preciosos Sharingan) y sonrió.
fue solamente cuándo Kakashi se permitió sonreír. nuevamente, Obito demostró que era más fuerte. jinchūriki o no, tenía una ventaja grande.
el susano'o desapareció, con Obito a su lado.
Kakashi llegó a él, con una sonrisa. —¡Obito! —sonrió—, lo lograste. no te quitaron a los bijūs...
Obito le sonrió y por un segundo Kakashi recordó a el viejo Obito niño de pelo negro. —te dije que ganaría, ¿verdad, Kakashi?
Kakashi asintió felizmente, viendo a la luna y luego al árbol gigante que aún mantenía a la flor abriéndose poco a poco. faltaban minutos. el aire comenzó, y Kakashi ignoró a la alianza nuevamente perdiendo fuerzas.
porque la alianza había perdido.
luego, su mirada regresó a Obito.
»yo también, yo también creí que el mundo era un infierno después de perderte, Obito, después de perder a Rin. a sensei... a todos. yo tambien lo creo, pero... tú, Obito, me diste esperanza. ¿cómo no voy a luchar a tu lado? eres la única persona que pude ver sonreír en medio de la tormenta que mi vida era«
—Madara va a interrumpir —Obito habló—, su enfoque será otro. siento a Madara comenzar a desesperarse por la atención. si lo sellan, claramente nos libramos de otro problema. —se sentó en las rocas—, luego, realmente voy a llevarme al kyūbi, y entraremos en el sueño infinito.
