Capítulo I

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El sol se asomaba tímidamente sobre las imponentes nubes, pintando de tonos cálidos el cielo y el suave tintineo de la mañana acompañaba el suave murmullo de la vida cotidiana de las Islas Celestiales. A medida que el sol ascendía en el horizonte, las nubes adquirían un tono rosado y dorado, transformándose en pinceladas suaves sobre el lienzo celeste. El reflejo de la luz matutina iluminaba las superficies de las casas y estructuras, haciendo que cada rincón de las islas resplandeciera con una luminosidad mágica. La brisa matutina, fresca y revitalizante, acariciaba suavemente las alas de los Aerianos mientras se dirigían a sus quehaceres diarios. El sonido apacible de las corrientes mágicas que rodeaban las islas proporcionaba una banda sonora única, creando una sinfonía de susurros que resonaba en el aire, mientras las plantas mágicas que adornaban los balcones y jardines de las casas despertaban a la vida, desplegando pétalos vibrantes y emitiendo suaves destellos de luz en respuesta al nuevo día.

Los ciudadanos de Aetheria llenaban las calles adoquinadas con energía y anticipación en el exterior mientras Aurora, con el uniforme de la Escuela de las Nubes cuidadosamente ajustado, bajó las escaleras hacia la acogedora cocina donde sus padres ya se encontraban desayunando. El aroma tentador de pan recién horneado y té de nube llenaba la estancia, creando una atmósfera familiar y reconfortante. Se sentó a la mesa y comenzó a untar mermelada en una tostada. La rutina matutina transcurría con la calidez habitual que caracterizaba sus días.

En la luminosa aula de la Escuela de las Nubes, los estudiantes se acomodaban en sus pupitres, sus alas vibrando con expectación mientras esperaban la clase de prácticas que dirigiría Aurora. El suave resplandor del sol filtrándose a través de las ventanas proyectaba una luz dorada sobre las paredes. Aurora, de pie frente a la pizarra, sonreía con indiferencia mientras saludaba a sus estudiantes. Su cabello resplandeciente se mecía ligeramente, reflejando la energía vibrante que emanaba de ella y su rostro reflejaba cansancio, demasiado para una chica tan joven que no debia albergar demasiadas preocupaciones. Con un gesto elegante, Aurora invocó una esfera de luz mágica que flotaba en el aire, deslumbrando a los niños con su fulgor.

-La magia es una danza entre nuestro ser y las corrientes celestiales que nos rodean. ¿Quién puede decirme cuál es el primer paso para canalizar la magia?

Entre las alas levantadas y los rostros iluminados, los estudiantes levantaron ansiosamente sus manos. Aurora seleccionó a uno de ellos y le dio la palabra.

-Concentración - respondió con determinación.

-Efectivamente - confirmó Aurora, aplaudiendo su respuesta- La concentración es fundamental.

Aurora les indicó a los estudiantes que cerraran los ojos para sentir la magia que fluía a su alrededor, instándolos a mezclarla con su propia energía. La escena se transformó en un sinfín de alas revoloteando y susurros de energía mágica mientras los estudiantes seguían las indicaciones de Aurora, mientras la esfera de luz crecía en intensidad, respondiendo a la conexión que los jóvenes establecían con las corrientes.

Desde una edad temprana, Aurora destacó en la Escuela de las Nubes de una manera única. Si bien sus compañeros admiraban sus habilidades excepcionales en el manejo de las corrientes mágicas, lo que realmente la destacaba era su relación especial con las energías. Desde los primeros días de su educación, demostró una afinidad innata con las corrientes de magia que fluían a través de Aetheria y su conexión con el reino celestial era tan profunda, que incluso los profesores más experimentados se maravillaban de su capacidad para sintonizar con las energías que mantenían la isla flotante en equilibrio.

A medida que avanzaban los años, Aurora se convirtió en la primera de su clase, superando todas las expectativas con gracia y humildad, sin embargo, a pesar de su brillantez y las oportunidades que se le presentaban para seguir avanzando en sus estudios mágicos, Aurora prefirió convertirse en profesora en lugar de dedicarse a otras empresas. Lejos de buscar el reconocimiento individual, eligió una senda donde su luz podría iluminar los caminos de aquellos que aún no habían descubierto completamente su potencial mágico, convencida de que su especial relación con la magia celeste serviría para compartir su experiencia y nutrir el crecimiento.

Sombras de AuroraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora