Memory of Beach

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Con un nudo en el estomago P corrió por las largas escaleras del recibidor del hotel, acababa de hablar con Polendina, todo estaba destruido y manchado en el hotel, pero no era momento de preocuparse por las cosas materiales, si bien habría muchas cosas que jamás podrían recuperar eso no era vital.

Su mano robótica suavemente se estremeció antes de poder abrir la puerta del despacho de su padre, Polendina había sido claro, lady Antonia había muerto, pero algo dentro de él se negaba a aceptar aquella realidad, al parecer era el único en esa negación, todos, incluso el mismo Polendina habían asumido la partida de la dama de una forma u otra.

Sus dedos mecánicos dudaron por un segundo, pero termino abriendo la puerta, sentía como los engrandes de su corazón resonaban con fuerza, como cuando entraba en un combate complicado.

Con pasos lentos entro en la oficina, uno de los pocos lugares que por fortuna no habían sido destruidos, observo el lugar en completo silencio y avanzo por la oficina buscando la silla de ruedas de la propia Antonia.

Tenia la esperanza de encontrarla mirando por las ventanas del hotel o en el rincón donde Geppetto mantenía el cuadro de Carlo, pero la realidad a veces es mas cruel de lo que se puede esperar.

P avanzo por la oficina, buscando en cada rincón donde la viejecilla podría haberse ocultado, pero pronto dio con la visión de su mayor miedo, observo la silla de Antonia, no había rastro de ella ni de su medicación.

Ella... ella no podía haber caminado y dejado su silla atrás, si bien en los últimos días Antonia estaba más fuerte tanto emocionalmente como físicamente, para ella era casi imposible separarse por tanto tiempo y por tanta distancia de su silla...

Los engranes de su corazón resonaban tortuosamente ante la lenta asimilación de la realidad.

Observó la silla por varios minutos antes de poder acercarse a la misma, sus pasos para acortar la distancia con aquella silla eran un tanto torpes y descuidados, algo inusual, pero no demoro en acercarse y con sus dedos tocar los reposabrazos de la silla con cierta nostalgia.

Sus dedos tocaron la silla y pronto noto que, en esta, debajo del cojín que la dama usaba para estar más cómoda había un vinilo oculto, junto a una carta.

Como si ella hubiera sabido que ese día sería el ultimo.

Alguna vez, en sus viajes al exterior había escuchado por parte de otros humanos que antes de morir podían sentir que su momento estaba por llegar por lo que a veces las despedidas prematuras eran comunes.

Solemne, tomo la carta y la leyó, esperando no ser inoportuno y terminar leyendo una nota para Polendina, aunque para este punto aquella carta de ser para Polendina ya no significaría nada, había borrado sus memorias, ahora era una marioneta más...

Por lo que con algo de pena ante una posible invasión a la privacidad de la noble Antonia, P abrió la carta con sumo cuidado y leyó el contenido de la misma:


Al esplendido caballero que me devolvió mi preciado tiempo:

La primera vez que te vi fue pura luz.

Ya seas aquel niño o no, te considero un ser esplendido y maravilloso.

Gracias por devolverme la alegría durante mis últimos momentos.

Al joven caballero que se parece a Carlo

―Antonia Carasani


Sus ojos de cristal miraban la carta mientras la leía una y otra vez, era suya, era para él esa carta, una de las pocas cosas en este mundo que podía afirmar eran suyas, antes de que se diera cuenta sus piernas perdieron fuerza y termino arrodillado frente a la silla.

✅Memory of Beach (Lies Of P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora