Ser Infernal

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Me siento muy mareada, tengo ganas de vomitar y la cabeza me da vueltas, poco a poco voy abriendo los ojos para enfocar bien mi vista en el lugar en el que me encuentro.

-Dios mío Fiorella-dice la voz preocupada de Lucrecia-¿Te encuentras mejor?-me pregunta apareciendo en mi campo de visión, si no me equivoco estoy en el sofá grande del salón principal de la mansión.

-Siento mucho causar molestias-veo bien a Lucrecia y la pobre parece de verdad asustada, me apena tener que ponerla en una situación así-No entiendo muy bien lo que me pasó-digo sinceramente.

-Estaba muy bien cuando iba de salida señorita Fiorella-dice Moisés a quien no había visto en el salón, él y una Jennifer igual de preocupada que Lucrecia están también aquí-Pero cuando vio a los hombres que están de visita-dice viendo a Lucrecia de una manera que no logro comprender, parece que está tratando de comunicarle algo que solo ellos conocen-Se puso pálida y se desmayó-ahora los recuerdos vienen a mi memoria, mientras hablaba con Moisés esos hombres de los carros negros fueron los que me dejaron algo nerviosa y fue peor cuando vi que venían armados, eso si provocó mi desmayo.

-Lamento molestarlos a todos-digo viendo a Jennifer que me da una pequeña sonrisa-Es que me descolocó un poco ver las armas que traían sus invitados-le digo a Lucrecia.

-Debí decirte que los guardaespaldas de los miembros de mi familia siempre caminan armados, es mi culpa que te asustaras cariño-me dice Lucrecia, niego con la cabeza, no es su culpa que no esté acostumbrada a estos ambientes tan sofisticados. Es más que lógico que una familia tan adinerada y por lo que he escuchado de las chicas, también importante, que tengan un nivel de alta seguridad.

-¿Tienen muchas enemistades?-pregunto para estar un poco más clara con esto de las armas. Lucrecia voltea a ver a Moisés y a Jenny, estos asienten como si supieran lo que Lucrecia desea, ambos salen del salón no sin antes desearme que mejore.

-Mira Fiorella, esto debí decírtelo antes de que iniciaras a trabajar-me dice Lucrecia, me siento más derecha, ya no estoy tan mareada-El negocio familiar es muy extenso y exitoso, así que como en cualquier competencia existen rivales, es por eso que me preocupo por la seguridad de mi familia-dice completamente seria-Imagina que algún lunático se acerque a mi Anastasia con malas intenciones-tan solo imaginarlo me produce un pánico gigantesco-Es por eso que tenemos ese tipo de seguridad-me mira fijamente-¿Tú lo entiendes verdad?-claro que lo entiendo, de hecho ni siquiera tiene que justificarse, mi trabajo es cocinarles no cuestionarles sus acciones.

-Lucrecia no es necesario que me expliques nada-le digo rápidamente-Solo me desmayé por la impresión, nunca antes había visto un arma en la vida real-le digo, ella asiente en comprensión, rápidamente le pregunto algo que ha estado rondando mi cabeza-¿Qué hace su empresa exactamente?-Lucrecia se tensa brevemente, pero no me da tiempo de interpretar correctamente esa reacción porque me dice:

-Tenemos invertidas muchas acciones en distintos negocios-me explica-Hoteles, restaurantes, casinos, editoriales y otros negocios más pequeños-vaya eso si que es saber invertir el dinero, la mayor inversión que he hecho en mi vida ha sido unas masetas de edición para mis cactus y que por cierto estaban en oferta.

-Si que son muchos negocios-le digo un poco intimidada por ella, se nota que ella ha sido parte importante en el crecimiento del negocio.

-Todo viene de generaciones, mi difunto charles lo heredó de sus padres y luego se lo paso a nuestros hijos-dijo hijos, plural, quiere decir que hay otro, es más que claro que hay otro sino ¿De dónde salió Nicholas?, no me extrañaría que lo hayan recogido por ahí, con esa actitud, no parece pariente de esta familia.

-¿Puedo preguntarle algo sobre su familia Lucrecia?-ella asiente para que continúe-¿En dónde se encuentras los padres del señor Nicholas?-la actitud de Lucrecia cambia por completo, pasó de estar relajada a una posición defensiva.

SepulcroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora