Aquello

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Todavía recuerdo cuando me vine a la gran ciudad, siempre viví en un pueblo lejano y al momento de estudiar decidí venir a la gran ciudad para mejorar en los estudios y tener mayores oportunidades.

Siempre he sido bastante solitaria y la gente de mi pueblo me ha alejado bastante tanto por mi inteligencia y mis preferencias personales, soy Lesbiana y en un pueblo pequeño la gente suele tener ideas muy cerradas y lo que no les gusta o desconoce lo aíslan. Además, una mujer muy inteligente tampoco les gusta en esos lugares.

Soy bastante tímida pero buena de corazón, nunca he encontrado una pareja con la que pasar esos momentos especiales, los fines de semana, ver series, ir al cine, a cenar y todo aquello que las parejas hacen, lamentablemente no he tenido suerte en encontrar a esa persona especial. No soy tan buena socializando, pero siempre estoy abierta a poder conocer a alguien.
Una noche decidí entrar a unas páginas de internet para buscar amigas y quizás con la suerte de encontrar una pareja. Pero no he tenido suerte desde que llegue.

Hasta que esa misma noche todo cambio…
A las 3:37 me desperté súbitamente, generalmente suelo despertarme para ir al baño, pero este no era el caso, algo me había despertado, pero no me levante para ver y volví a dormirme.

A la mañana no recordaba lo que había sucedido, el día volvió a pasar normalmente y la noche volvió, esta vez algo me volvió a despertar, pero ahora estaba en el pasillo, la puerta estaba entre abierta y note que algo había allí, me levante y encendí la luz de la mesa de noche. Corrí rápidamente encendiendo la luz del cuarto, abrí la puerta asustada y en el pasillo no había nada, intenté dormirme rápidamente, pero me costó bastante.

Al siguiente día, el mismo transcurrió normalmente a pesar de haber dormido menos, nuevamente la noche se hizo presente y me volvieron a despertar, pero la puerta del cuarto estaba completamente abierta y aquello se encontraba en el pasillo, envuelto en la oscuridad, esperándome. Me senté en la cama y mire hacia donde lo había sentido la noche anterior, la luz de la luna me permitió ver el brillo de sus ojos, con horror me levante rápidamente y encendí todas las luces, cuando llegue al pasillo y encendí la luz, aquello había desaparecido. Lo único que pude hacer, fue ponerme a llorar, ¿llamar a alguien? ¿A quién? ¿Preocupar a mis padres? Seguramente pensarían que me estaba volviendo loca, pero no, tuve que aguantarme esto.

Al otro día, con ojeras y todo, pase el día aunque no tenía miedo por todo lo sucedido, todos los pensamientos del día no habían sido nada al llegar la noche, fui al único lugar al que podía ir, al departamento, volví a meterme en la cama rogando que nada sucediera, el sueño me venció a pesar de dejar el televisor encendido, nuevamente me volvieron a despertar, el televisor se encontraba apagado, aquello esta vez no estaba en el pasillo, estaba en una esquina del cuarto mirándome, por si quieren saberlo, aquello ni siquiera se molestó en esconderse cuando me senté de golpe en la cama, aquello se quedó ahí mirándome, observándome.
El terror más horrible me invadió, comencé a temblar, con ganas de gritar, incluso tuve ganas de tirarme por la ventana, aquello parecía un animal, iba en 4 patas, las patas traseras eran más cortas, era pálido sin pelaje y la cabeza calva, los ojos eran enormes y negros, pero con un brillo ridículo de inteligencia, su nariz no existía, era un hueco triangular, la piel estaba pegada a la fuerza a sus huesos, era huesuda, la columna vertebral y costillas se le marcaban. Y solo me miraba con una gran y asquerosa sonrisa.

Aquello se movió lentamente mientras yo me acurrucaba en mi cama, aquello estiro una de sus largas garras y retiro las sabanas, allí comprendí que aquello era bastante inteligente, no solo por apagar el televisor para preparar la escena de antemano sino porque quería verme completa, un animal no haría eso pensé. Finalmente, como si fuera el rey de la casa se retiró. Allí comencé a llorar por el terror y pavor, aun no me convencía para llamar a alguien a quien pedirle ayuda.

El fin de semana llego, pero la noche tan temida volvió, nuevamente me despertaron y aquello estaba en la esquina del cuarto mirándome, volvió a acercarse y con sus pesuñas comenzó a acariciarme, cuando yo demostraba que estaba asustada aquello sonreía disfrutando de mi miedo.
Intenté escapar corriendo hacia la puerta, allí me di cuenta del gran error que estaba cometiendo, aquello corría mucho más rápido que yo a pesar de la biología que tenía, estaba allí bloqueándome el camino hacia la puerta, y con un gruñido supe dos cosas, primero, que podía hacerme mucho daño y que era más fuerte que yo, segundo, aquello no era una criatura masculina sino femenina.

Pasaron las noches y mi terror crecía, una noche me sorprendí al despertarme y ver que la criatura había amanecido sobre mi durmiendo, su peso era ligero pero los huesos muy duros, se acurrucaba hacia mi durante la noche y en ciertos casos sobre mi como reclamándome como su propiedad.

Otro día, decidí ir al baño, cerrando la puerta con llave y a aquello no le gusto para nada, sentí como golpeo una vez, dos veces y después con las pesuñas abrió un agujero en la puerta, haciendo añicos la madera con una facilidad tremenda, ella entro al baño y se quedó mirándome con una sonrisa, comprendí que me estaba entrenando y me hacía saber que no le gustaba para nada que le cerrara la puerta o que intentara alejarme mientras estaba en la casa.

Un día mientras regresaba de la universidad vi un pequeño gatito en una esquina, me arrodille para acariciarlo y luego regrese al departamento, a sufrir nuevamente. Esa noche encontré en el lavadero de la cocina a aquel pequeño gatito deshuesado, aprendí algo nuevo, ella era bastante celosa y que no importaba si salía del departamento, me seguía y estaba pendiente de todo lo que hacía.

El conserje vino a reparar la puerta del baño y me pregunto lo que había sucedido, no aguante y me sincere con él, lo único que obtuve fue burlas y amenazas de ser echada por consumir drogas.

La mañana siguiente encontré al conserje con la garganta despedazada y con varios dedos arrancados, pero lo que más me impacto fue su expresión de terror que lo acompaño mientras lo mataban.

Una noche me emborrache y decidí ir a un club nocturno, conocí a una chica con la que baile y me abrace, no sabía lo que hacía, nuevamente comprendí que no debía continuar con esta actitud, encontré el brazo despedazado de mi amiga. Antes de volver a dormirme escuche con una voz femenina “Mi propiedad”.

Las semanas continuaron así, ya estaba volviéndome mas loca, pero ya me había resignado a mi destino, asustada y presa del horror, siempre sabiendo que ella, mi ama monstruosa estaría ahí para asustarme con crueldad, pero una noche mirando la televisión, me reí con un programa cómico que veía, ahí me di cuenta que ella, aquello, gimió con dolor, esto fue una gran revelación y descubrimiento impresionante. Una revelación que me obligo a la noche siguiente a llevar las cosas más allá, le sople un beso a aquello, el cual volvió a gemir aún más con dolor y me miro con rabia, había descubierto como matarla, antes que aquello pudiera darse cuenta la abrace por detrás con mucha fuerza y comencé a besar su cabeza. Aquello estaba nervioso y gruñía debilitándose cada vez más, hasta que en un momento llorando se arrojó al suelo y murió.

No lo podía creer, finalmente se había terminado todo este infierno, pero estaba muy equivocada…

Durante la noche, cerca del amanecer, cuando había logrado conseguir un buen sueño, sentí que muchas pesuñas me rodeaban y una voz masculina áspera y susurrante parecida a lo de aquello, a lo de que fue su cruel dueña le dijo “El mismo truco no va a funcionar 2 veces”.

Desperté después de mucho tiempo, me encuentro en el suelo, me siento distinta, me encuentro en el piso sobre una alfombra acostada, veo una mesa de luz, un escritorio, un armario y una cama con alguien encima. Me desperezo lentamente y recuerdo todo lo que me sucedió, pero me distraigo al ver algo delicioso sobre la cama, un chico durmiendo.
Entonces estiro una de mis largas pesuñas nuevas y jalo la sabana despertándolo. Al ver la cara de terror que pone el chico, la misma que puse cuando vi aquello hace tiempo, siento un gran placer indescriptible y estoy más que dispuesta a repetir la historia, pero esta vez estando del otro lado de la mesa…

Terror máximo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora