5. "Acertando a la diana"

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Los excesivos cuidados hicieron que mejorara rápidamente, y ya al día siguiente, aunque no recuperada del todo, Saori tuvo energía para dejar la cama y desayunar en el balcón de su habitación. La brisa matutina no era tan fría como esperó, contrastaba perfectamente con el té caliente que tenía en las manos. Lo único que aguaba su momento era la presencia de su madrastra. Si su padre ya había marchado, ¿por qué Izumi seguía en el palacio?

—¿No tienes cosas que hacer en casa?— le preguntó sin cortesía, mientras una criada le acomodaba un mantón sobre los hombros.

—Su padre me pidió quedarme y servirle de guía en lo que necesitara, al menos hasta que se acostumbre. No quiere que se sienta sola— Saori la miró de reojo.

—Como si tú pudieras evitar eso— murmuró y tomó un sorbo —Guardaste todo en secreto...

—No, alteza, me enteré de ello cuando Fugaku arribó, el día del compromiso— afirmó.

—¿Alteza?— se quejó.

—Serás la reina. Incluso tu padre debe tratarte con respeto— dijo Izumi.

—Quien ve a ese viejo tratándome como superior. Se cansó de restregarme en la cara que vivía bien gracias a su fortuna, como si no tuviera deberes para conmigo, por ser su hija.

—Será divertido— rió su madrastra, y a pesar de que no era de su agrado, Saori mostró una sonrisa ante su comentario.

El silencio entre las dos fué interrumpido cuando se abrió la puerta de la habitación y entró Temari, junto a un chambelán de expresión cansada, el cual hizo una reverencia al acercarse y se apartó, para dejar a la vista a otro muchacho con un bulto en sus manos, cubierto por una seda roja.

—Buen día, su alteza— dijo él —Soy Lord Nara, chambelán principal de su majestad— se presentó y ella, repentinamente ansiosa, se puso de pie y asintió —El rey Naruto ha enviado un presente de compromiso para usted— diciendo esto, descubrió el regalo y Saori vió una maqueta de un barco velero, increíblemente detallada, dentro de una caja de cristal.

—¿Un navío? Que extraño— murmuró Izumi.

—Su majestad desea su pronta recuperación, para almorzar con su alteza— continuó el chambelán.

La joven apartó la vista del barco y miró a Temari, quien asintió levemente.

—Dile que estaré encantada— respondió y tras otra reverencia, Shikamaru giró y se fué, seguido del sirviente después de que este dejara el regalo sobre una mesa de centro. Saori se acercó al barco y se inclinó un poco, detallando cada parte. Incluso tenía pequeños hombrecitos dentro —Es muy lindo.

—Sí, pero sigo pensando que es un obsequio inusual— reafirmó Izumi —No creo que haya pensado mucho en que regalarle.

—Su alteza, debe saber que el rey es un entusiasta de la navegación marítima. Le encantan los barcos y construye modelos a escala de ellos desde muy pequeño— explicó Temari.

—Eso quiere decir... ¿que lo hizo con sus propias manos?— preguntó asombrada la princesa.

—Así es.

La afirmación de su dama hizo a Saori sonreír de nuevo. Para ella, significó más ese pequeño barco, que cualquier joya o vestido que el monarca hubiera podido obsequiarle. De estos últimos, sabía que las arcas reales estaban llenas, pero esa maqueta tenía trabajo y tiempo invertido del mismísimo rey de Inglaterra. Era verdad que su inicio no había sido el mejor, y que no tenía la opción de abandonar, pero si podía hacer que la relación con su esposo fuese amena, su vida no tendría porqué ser deprimente. Había que hacer leña del árbol caído, sacar provecho a la situación desafortunada.

Mad KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora