CAPITULO 66 DISYUNTIVA

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Hana se despertó muy tarde al día siguiente, se negaba a salir de debajo de las sabanas, todo su mundo en un abrir y cerrar de ojos se había venido abajo, no solo se trataba del hecho de haber sido descubierta en un beso con Ashraf que lastimaría profundamente a Vincent y aunque ya habían roto su relación, le dolía en el corazón hacerlo sufrir, herirlo en su orgullo y en sus sentimientos, también pensó en Anabel que era su amiga, el odio que vio en sus ojos no podía soportarlo y por supuesto Rosse Macallister a quien llego a apreciar como a una madre pero que también era su jefa, por todas estas razones ahora si renunciaría a lo que tanto amaba su trabajo, es era otra cosa que debía agradecer a Ashraf y aunque sabía que era egoísta culparlo solo a él, solo podía pensar que si él no hubiera reaparecido, su vida seguiría siendo normal, sin sobresaltos pero con un novio que la hacía feliz y una familia que la había acogido como parte de la suya.

Pero más allá de todo eso, estaba el hecho que amaba a Ashraf Rahamm, y no solo porque le recordara su vida anterior, era el hombre generoso, dulce, protector y lleno de detalles que la había cautivado, aunque se negaba a aceptar también su personalidad controladora, autoritaria, toda esa seguridad y poder que emanaba le fascinaba, y esa duda arraigada en su corazón sobre sus verdaderas intenciones y si era cierto lo que escucho en la grabación de sus propios labios, pero que contradecía todo lo que le había mostrado durante estas últimas semanas.

Ahora se encontraba en una disyuntiva, , cerrar los ojos a la conciencia y buen juicio, escuchar solo la voz del corazón y volver a su país y aceptar ser solo ser una esposa y renunciar para siempre a toda la libertad y sueños que había conseguido en estos años o mantener sus convicciones.

Si tan solo pudiera estar segura, si tan solo tuviera la certeza absoluta que Ashraf la amaba y por eso la había buscado y que no era solo el deseo de vengarse por la afrenta ocasionada.

Su teléfono empezó a repicar y al ver que era Rosee no respondió, aun no se sentía con preparada para enfrentar al mundo.

Termino apagando el teléfono y volviéndose a arropar, deseando quedarse debajo de esas sabanas por siempre.

A las tres su estómago empezó a pasarle factura, se sentía débil y mareada así que decidió salir de su habitación para prepararse algo para comer, aunque no tenía hambre, sabía que debía alimentarse. Solo comió la mitad de un sándwich porque sentía el estómago revuelto, además tenía un malestar extraño.

Agradecía el hecho que su amiga Zully siguiera de viaje porque no quería hablar con nadie, solo quería vivir su depresión al máximo, llorar hasta que no hubiera más lágrimas que derramar y pensar que decisiones iba a tomar de ahora en adelante.

Eran las 5pm cuando el timbre sonó varias veces, la ansiedad se apodero de ella y solo se quedó sentada en el sillón con sus manos abrazadas a sus piernas, que temblaban de manera incontrolable, así como los latidos de su corazón eran más fuertes y supo que no podía verlo, aun no, no lo enfrentaría.

Espero hasta que el timbre dejo de sonar y entonces dejo que el llanto volviera a sacudirla, y todo se volvía de pronto negro y sin sentido.

Al cabo de unos minutos escucho ruidos, dos hombres entraron, la imagen de ellos se les hacía borrosa

Ashraf había entrado y al verla en mal estado se escandalizo y preocupo sobremanera.

—Por Dios estas ardiendo en fiebre-expreso desesperado cuando toco su frente comprobando que ardua en fiebre,

La levanta en brazos y la lleva a su habitación pero antes se dirige a su guardaespaldas

—Mesick ver por un médico- le ordeno Ashraf y en su tono de voz se notaba la angustia que sentía

No pasa mucho tiempo cuando Mesick regresa con el médico, este le toma la temperatura, luego le coloca una inyección y le dice a Ashraf

—Con esto bajara la temperatura

—¿Qué le pasa Dr. ¿-pregunto desesperado.

—Mañana será necesario que se haga unos exámenes, ya se los indico y vaya por mi consulta, la fiebre puede deberse a varios factores, recuerde la fiebre es un síntoma que advierte que hay alguna enfermedad y podría tratarse de alguna infección, por eso es necesario que se hidrate bien y se alimente, si tienes las defensas bajas eso no ayudara combatir la enfermedad

—Yo me encargare de eso-le aseguro.

—Deberá darle este analgésico cada 6 horas si tiene aún fiebre, de resto reposo, alimentación adecuada y una buena hidratación.

Cuando el medico se fue con Mesick, él fue hasta su cama y sentándose en la cama la tomo de sus manos y vio que estas estaban frías, su frente aun ardía un poco, pero era más leve, y su respiración se fue normalizando, aunque no habría sus ojos y eso lo desesperaba. No soportarla verla sufrir.

Estuvo al pendiente de ella, hasta que unas horas después vio como sus hermosos ojos verdes, aquellos que lo habían seguido hasta en sus sueños se abrían mirando a su alrededor con extrañeza.

Hana quiso incorporarse pero él se lo impido diciéndole

—Estas débil, quédate recostada

—¿Qué haces tú aquí?- le pregunto tratando de poner en orden sus recuerdos

—Cuidarte – puntualizo el con sencillez

—Porque viniste?

—Has tenido tu móvil apagado todo el tiempo, Rosse te ha llamado insistentemente porque no fuiste a trabajar así que tuve que venir al ver que no respondías, me imagine lo peor, y no me equivoque, que significa esto Hana te enfermas si no lo tienes a el, es eso.- no pudo evitar este último comentario lleno de reproche producto del dolor y la desesperación que sentía.

Hana experimento frustración, rabia y desilusión, se acomodó de nuevo en la cama y dándole la espalda le suplico con voz quebrada.

—Vete, déjame, yo solo quiero estar sola- le suplico con los ojos llenos de lagrimas

Ashraf dejó escapar un grito frustrado y camino por la habitación tratando de calmar sus ánimos, cuando la emoción más perdurable era la preocupación por Hana, por su bienestar físico y emocional.

Así que regreso a la cama, quito sus sabanas y cuando ella se incorporó para protestar el la atrajo a su pecho abrazándola con fuerza y reitero

—No voy a irme, voy a cuidarte quieras o no.

Ella permitió ese abrazo por unos segundos, y también perderse en aquellos ojos que también eran su deleite, pero sabía que no podía ser débil, debía alejarse de él, así que le dio la espalda, esperando que él se fuera pero al mismo tiempo no quería que lo hiciera, quería que se acostara a su lado y la abrazara y poder llorar en sus brazos.

Ashraf volvió a recostarla en la cama y la arropo, quedándose a su lado, una mano pasaba por su mejilla y Hana se fue desvaneciendo de nuevo pero por efectos de los medicamentos y del sueño.


Hana; hacia la libertad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora