Capítulo 7: Mite

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Cinco días después, por fin, era miércoles. Cada miércoles y viernes hacía natación. Yo amaba ir a nadar, para mí, era un deporte precioso.

Al salir de clases me despedí de Alice y de otra chica rubia, Martha, que últimamente se nos enganchaba a los dos. Me fui a casa, mi madre estaba allí.

-Ya he llegado.- Dejé las llaves en la mesita y me saqué los zapatos.

-¿Mi Pollito ha llegado?- Reconocí la voz al instante. Esa no era mi madre, era Aurora, mi tía.-Ven a saludar a tu única e inigualable tía Aurora.

-Qué sorpresa verte por aquí.- Me tendió los brazos en señal de abrazo y la abracé.- ¿Y mamá?

-Está en la cocina preparándonos comida a los tres.

-¿Has hablado con papá?- Pregunté sin rodeos. Aurora solo venía por navidad, mi cumpleaños, o por qué papá, su hermano, se lo pedía. Dado que no era navidad ni mi cumpleaños, solo quedaba la tercera opción.

-Qué brusquedad.- Se quejó ella.-Pues no. Ese hombre no me habla desde que me casé con su socio de trabajo.

-Creo que no eran muy socios. Además, Aurora, ese hombre te saca 20 años.- Dijo mi madre entrando por la puerta con tres platos de macarrones.

-La edad no importa en el amor.- Se excusó ella.

-Tampoco si ese "amor" tiene 500 en la cartera un día normal y la cuenta bancaria llena.- Susurré a media voz.

-¿Qué has dicho cariño?- Preguntó mi madre.

-Nada, nada. Perdón. Bueno -Cambié de tema.- ¿Por qué has venido Aurora?

-Lo sabrás después de comer.- Dijo sentándose en la mesa redonda del comedor.

Mi madre y yo la imitamos. Durante toda la comida nos limitamos a charlar de temas muy relevantes y cosas sin importancia. Al acabar de comer, Aurora se levantó rápido y fue a buscar una caja que tenía detrás del sofá.

-No hacía falta que la escondieses, no sabía que me traerías una caja.- Dije sarcástico. Claramente era un regalo, pero no estaba envuelto.

-Ja, ja.- Rio falsamente. Aunque yo sabía que algo de gracia le había causado.

-Ábrelo.- Ordenó mi madre impaciente.

Al abrirla vi un skate precioso, la lija era negra. Y el diseño de detrás era una pasada, eran dos arañas con el cuerpo de calaveras, se juntaban las cabezas de las arañas, y había una telaraña detrás. Tenía muy buen flexo, es decir, podría hacer muy bien los trucos.

Parecía de los caros, las ruedas eran completamente negras y muy bonitas. Justo después de observarlo con admiración me fijé en que en la lija había una minúscula, casi imperceptible, hoja de marihuana. Era de color negro, entonces se camuflaba con la lija, por eso no la había visto a simple vista.

-Es precioso, pero... ¿El detalle de la hoja de maría?

-Lo pedí justamente para ti, pollito. Así que te callas y te aguantas.

-Claro que sí.- Obedecí.-Es precioso. ¿Y a que se debe el placer de tener esto entre mis manos?

-Porque la última vez que te vi me dijiste que el que tienes estaba bastante rayado. Me dio penita así que ahora tienes uno nuevo. Además, así aprovechaba para verte otra vez.- Explicó.

-Es muy bonito, gracias Aurora.- Agradeció mi madre.

Acto seguido me miró indicándome que le diese las gracias.

-Muchas gracias.- Reaccioné, luego le di un abrazo. Ella lo aceptó.

-De nada pollito, es un regalo.- Dijo.

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⏰ Última actualización: Feb 17 ⏰

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