XI

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Petra ingresó a su cabaña e incendió la túnica de Hange en la hoguera de la chimenea que poseía. Lo mismo hizo con el bolso de Sasha pero antes examinó las pruebas que había encontrado. Era papeles donde su rostro era buscado a cambio de recompensas altas de dinero; también habían archivos de la iglesia donde detallaban las atrocidades que había cometido en el pasado antes de huir del Sur. No debía ser descubierta, nadie debería saber de su identidad y ni mucho menos Lucifer.

Tantos años le había costado ocultar su destino pasado relacionado con Mikasa que si alguien intentaría delatar una vez más sus hostilidades, no dudaría en asesinar de nuevo.

Pensó en enterrar las evidencias pero prefirió quemarlos, de esta manera desaparecerían rápidamente a tener que esperar que la tierra descomponga los papeles. Sin embargo en el momento de acercarse al fuego, alguien tocó a su puerta obligándola a esconder los documentos debajo de una caja que contenía hierbas medicinales ubicada sobre un costado, arriba de una mesita de luz.

—Un momento— limpió las gotas de sangre que había sobre sus manos, caminó hacia la puerta y liberando un largo suspiro abrió-.

Allí se encontraba Hange.

—Nuestro amo quiere verte.

—Claro— escondió sus manos detrás de su espalda–.

—¿Estas bien?¿Sucede algo?—preguntó curiosa y fingiendo preocupación, Hange sabía que ocultaba algún secreto-.

—No, nada— intento pensar en otra cosa al responder para que su compañera no supiera que mentía—. Solo estoy un poco cansada...

—Bueno. Tengo que preparar medicina. Levi quiere hablar contigo pero no me dijo la razón

—¿Dónde se encuentra?

— En el campo de Jazmines— respondió y retrocedió para despedirse—. Hasta luego.

Petra comenzó a maldecir en sus pensamientos. Había dicho que no habían jazmines en el bosque pero justamente en este momento Levi la esperaba en el gran campo de flores blancas, le había mentido a su amo y no podía dar ninguna excusa.

Supuso que Levi la castigaría pero no le importó. Adoraba estar al lado de su amo. Miró a Hange irse y cerró la puerta en ese instante. Su alegría por ver a Lucifer era tan inmensa que lavó sus manos con rapidez y salió de su cabaña olvidando quemar los papeles.

Corriendo apurada, llegó donde Levi la esperaba. Una esperanzadora sonrisa iluminaba el rostro de la femenina pero esta desapareció cuando encontró a Levi con una seriedad en su rostro más de la que ya estaba acostumbrada a ver.

—A sus órdenes, mi amo.

—¿Porqué lo hiciste Petra?—pregunta sosteniendo el tallo del jazmín, observaba la flor como si fuera un diamante— siempre fui amable contigo.

—¡No sabía de la existencia de este campo!

Se excusó con la esperanza de que quizás la regañaba por las flores.

—No—dijo volteando a mirarla a los ojos—. ¿Porqué me separaste de Mikasa?

Petra pensó lo peor. Creyó que Levi ya sabía todo lo que había cometido hace siglos con su amada. Debía buscar una excusa que pruebe su falsa inocencia.

—Amo, yo...

—Ella decidió no volver a verme— hizo que el jazmín jardinera en llamas aún sosteniéndolo con su propia mano—. Yo no te amo Petra. Debes aceptar eso.

—¡Pero amo!Yo...

—Entiende— se acercó quedando a un metro de su compañera—. no eres la indicada para mi, si en todos estos siglos no te amé, tampoco lo haré ahora— espetó con una dolorosa sinceridad provocando que los ojos de Petra se cristalizaran en lagrimas— no te acerques a Mikasa.

NO ME AMES MIKASA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora