Relato 26 | Mientras tanto

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[Segunda y última parte de: "Decepcionada"]

Mayte regresó a su casa con los nervios a flor de piel. No sabía que hacer ni que decir, no se sentía capaz de mirar a su marido a los ojos. Mientras estaba entrando a su casa con su corazón latiendo al mil, Fernanda entraba a su baño para darse una ducha, pero los recuerdos de la noche anterior, no la dejaban concentrarse.

María entró a la habitación de su mamá para invitarla a desayunar, pero al no verla, decidió sentarse en su cama a esperarla. Acomodó las almohadas para recostarse en el espaldar, pero al poner la palanca de su mano en la cama para echarse hacia atrás, sintió una pequeña punzada.

Bajó la mirada a donde estaba su mano y vio un anillo muy familiar. Reconoció en anillo inmediatamente, pero solo había una manera de comprobar si era o no era de quien ella creía. Cuando Mayte les habló sobre su matrimonio, les enseñó su alianza y María quedó encantada por el pequeño diamante del medio.

Movió un poco el anillo, miró hacia adentro y ahí estaban las iniciales de Mayte y David junto a la fecha en la que se casaron. María abrió sus ojos sorprendida, sabía que habían dejado a Mayte en casa de Fer, pero que hacía la alianza de Mayte en la cama de su mamá?.

Observó por toda la habitación para ver si encontraba algo que confirmara sus dudas. Miró detalladamente la cama y notó que estaba más desacomodada de lo normal, Fer era de dormir de un solo lado y casi ni se movía. Siguió detallando la cama, pero el sonido del grifo de la ducha cerrarse, la hizo guardar el anillo en su bolsillo y sacar su celular para entretenerse mientras su madre salía del baño.

— Maricu, que haces aquí?. — Preguntó Fernanda saliendo del baño envuelta en una toalla.

— Vivo aquí. — Dejó su celular a un lado. — Vine a invitarte a desayunar. Paloma está arreglándose.

— Bien, entonces deja me arreglo y nos vamos. — Sonrió mientras se acercaba a sus clóset para buscar su ropa.

— Ma... — Se levantó de la cama. — ¿Por qué tu cama está tan desordenada? No cuando tú y mi papá dormían juntos la cama quedaba así.

— No se, mi vida... — Dijo nerviosa y continuó buscando en su clóset. Paloma asintió y salió de la habitación de su mamá.

Mayte subió las escaleras llena de miedo por ver a su esposo. Acababa de serle infiel, de traicionarlo y eso la hacía sentir una mala persona. Caminaba lento por el pasillo, decidió ir primero a ver a su hija. La puerta estaba entre abierta, desde el marco, escucho el llanto de su hija. Se acercó a ella y la encontró boca abajo tratando de calmar su llanto.

Se acercó a ella y acarició su cabello. Luna levantó su rostro y al ver a su mamá, limpió sus lágrimas. Mayte la miró con una sonrisa y abrió sus brazos, su hija se lanzó sobre ella para corresponder al abrazo y continuó llorando al poner su cabeza en el pecho de su madre. Mayte seguía acariciando su cabello y se recostó un poco, pegando su espalda al espaldar.

— ¿Quieres hablar?. — Preguntó Mayte mirando a su hija.

— No... quiero que me abraces hasta que se me olvide todo lo malo. — Dijo con la voz rota.

— A ver. — Se acomodó y Luna se aferró al abrazo. — Tú nunca lloras, mi amor. No me gusta verte así y menos escucharte decir que te pasa algo malo. — Limpió alguna de sus lágrimas. — Habla conmigo, siempre me has contado todo.

— No quiero decepcionarte, ma... — Agachó su cabeza llorando más fuerte.

— Levantó el rostro de su hija. — Tú nunca me vas a decepcionar. Eres lo que más amo, lo que siempre le pedí a Dios y mi mayor orgullo. ¿Cómo podrías decepcionarme, chiquita?.

Un beso y una flor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora