XXII

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Armando no se había dado cuenta, pero, el cuello se le había tensado

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Armando no se había dado cuenta, pero, el cuello se le había tensado. Ver a Beatriz con André provocó que una sensación desconocida le estrujara el corazón y aquello le pareció tan raro, nunca se había sentido de esa manera, sintió un deseo por apartarlos y meterse en medio, pero se contuvo ¿Qué le estaba pasando?

—Ahg, ¡mucha miel! —espetó Beatriz tras zafarse de André. 

—¡Esa es mi frase!—dijo él tras una risa—. Apenas iba llegando al evento cuando Adam me dijo y me vine de inmediato a ayudar a la dama en desgracia. 

—Yo puedo sola —bufó y con cuidado trató de dar pasos más firmes. 

—¿Con esos pasos de venado parido? No lo creo—replicó enganchando el brazo de ella al suyo— No te preocupes, Armando. Yo me haré cargo de Aurora — finalizó dedicándole una sonrisa de satisfacción, ante eso Armando entrecerró la mirada. 

Era extraño, Armando sintió ganas de interponerse, de ir corriendo atrás de ella, su corazón estaba latiendo de prisa y esa extraña molestia aún estaba ahí, con afán de tranquilizarse se pasó la mano por el pecho. Había algo... algo en André le hizo encender todas las alertas de peligro en sus sentidos, pero no entendió bien de qué se trataba. 

—¿Armando? 

—¿Nicolás?, ¿Qué hace usted aquí? —respondió tras el sobresalto que se había llevado. 

—Pues... vine a ayudar a Betty, pero... ya vi que no me necesita ¿Sabes dónde pasan los taxis? Le dije a Patri que me esperara.

¿Nicolás estaba interesado en Beatriz? ¿Por qué? ¿Había algo de lo que no se estaba enterando? Armando le observó con suspicacia y dedujo que lo mejor era investigarle, así que le extendió la invitación de llevarlo con Collins y para su favor, aceptó.

—Tú también extrañas a mi Betty, ¿Verdad? —empezó Nicolás acomodandose en el asiento y esa pregunta junto a su actitud le parecieron tan extrañas a Armando—. A veces me pregunto qué hubiera pasado si su teléfono yo no... A lo mejor, ahora estaríamos así, pero por el nacimiento de mis sobrinitos —dijo con una voz vidriosa

—Nicolás, no entiendo, ¿Acaso bebió?

—¿A poco sí se me nota? Ay, güey, ahora solo me eché siete copitas, pero, a su... las canijas estaban re fuertes.

— ¿Quién se emborracha tan rápido?—dijo Armando que esbozó una sonrisa mezclada con el ceño fruncido.

—A ver, a ver, tampoco es como que caiga tan rápido, no soy como Betty que a las tres se desconoce...¿Ella...Ella está bien?

—Se desmayó dos veces.

—No, no me digas eso. De por si los antecedentes de ella no son buenos. Don Deme con la presión y Ms Julie con el infarto... no, no.

¿Quién eres? || Betty en NYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora