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Sunghoon POV

Los días pasaron desde aquel encuentro en el bosque, pero la figura del príncipe omega, Sunoo, seguía grabada en mi mente con una claridad asombrosa. Cada amanecer, la esperanza de volver a verlo se agitaba en mi pecho, como unas melodía persistente que se negaba a desvanecerse.
Una mañana soleada, mientras inspeccionaba los panes recién horneados, vi entre la multitud a un omega con capucha que me resultaba familiar. El corazón me dio un vuelco al reconocer la elegancia en su postura. No lo pensé dos veces y me abrí paso entre la gente para alcanzarlo.
"Sunoo", llamé, con voz suave pero llena de sorpresa.
El omega se detuvo, sin girarse por completo, pero su gesto reveló una expresión de desconcierto. "¡Hoonie!,
Me alegra volver a verte", respondió Sunoo, revelando una sonrisa que destellaba genuinidad y una pizca de alegría.
Intercambiamos palabras, retomando la conversación del otro día . Noté la precaución con la que Sunoo manejaba sus palabras, seguramente por la conciencia de su posición social y las responsabilidades asociadas. Sin embargo, esa barrera no impidió que disfrutáramos de nuestra conversación, intercambiando detalles triviales y sonrisas.
Cuando Sunoo se preparó para despedirse, le ofrecí un pequeño gesto de amistad. Tomé un bollo recién horneado y se lo ofrecí.
"Espero que te endulce el camino de vuelta al castillo", dije, extendiéndole el bollo con un gesto cálido.
Sunoo, agradecido, aceptó el regalo con una gratitud sincera en sus ojos y una sonrisa juguetona.
"Gracias, Hoonie", pronunció con cariño antes de alejarse entre la multitud.
A medida que Sunoo se desvanecía en la distancia, lo observé partir con una sensación de tristeza por la incertidumbre de cuando lo volveré a ver.
Los días transcurrieron, y cada mañana en la panadería, recordaba con detalle aquel encuentro. Cada gesto, cada palabra de Sunoo seguía resonando en mi mente, anhelando
la posibilidad de futuros encuentros junto a él.
Una tarde, mientras cerraba la tienda, divisé a lo lejos la silueta familiar de Sunoo. Sin dudarlo, me dirigí hacia él con una sonrisa luminosa.
"¡Hola, Sunoo!", saludé, atrayendo su atención.
Sunoo giró hacia mí, su rostro se iluminó con alegría. "¡Hoonie! Me alegra verte de nuevo", dijo.
Caminamos juntos, nuestras palabras llenaron el espacio entre nosotros. Hablamos de nuestros mundos, sueños y deseos .
"Me encanta escucharte hablar sobre tu pasión por la panadería", expresó Sunoo con interés.
"Y yo adoro conocer más sobre tu vida en el castillo. Es todo un contraste con mi vida aquí", respondí con una sonrisa.
Poco a poco nuestros encuentros se volvieron una rutina . Cada palabra de Sunoo resonaba en mi mente, deseando escuchar nuevamente su voz cada vez.

Capítulo cortito ╹◡╹)

Corona y Migajas (SunSun Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora