El sonido del teléfono rompió el silencio en la habitación de Ada mientras hacía las maletas.
- ¡Hola, Gavi!
- ¡Ada! ¿Cómo estás? Hace tanto que no hablamos.
- Sí, ha pasado un tiempo. Pero tengo grandes noticias. Voy a volver a Barcelona para acabar mi último año de enfermería.
- ¡No me digas! ¡Eso es increíble! Barcelona te estaba esperando. ¿Cuándo llegas?
- Estoy emocionada. Planeo llegar la próxima semana.
- Puedes quedarte conmigo. Tengo espacio de sobra.
- ¡En serio, Gavi?
- Por supuesto. Será como en los viejos tiempos. Compartiremos risas, como cuando éramos niños.
- ¡Gracias, Gavi! Eres el mejor amigo que podría tener.
- Lo hago por ti, Ada. No veo la hora de tenerte de vuelta en Barcelona.
El taxi se detuvo frente a la casa de Ada, listo para llevarla al aeropuerto. Al llegar, Ada facturó sus pertenencias y se encaminó hacia la sala de espera del vuelo a Barcelona. Mientras se acomodaba en su asiento, los recuerdos de su infancia con Gavi la envolvieron como una suave brisa.
En el vuelo, con las luces tenues y el zumbido constante del motor, Ada cerró los ojos y recordó el día en que conoció a Gavi. Sus padres vivían en Sevilla y, a la tierna edad de 3 años, Ada jugaba en el parque cuando Gavi, con su risa contagiosa, se acercó. Desde ese momento, sus días estuvieron llenos de risas, travesuras y una amistad que se volvía más fuerte con cada año que pasaba.
A los 16 años, Gavi se fue repentinamente después de que el FC Barcelona lo fichara. La distancia física los separó, pero no apagó la chispa de su amistad. Al año siguiente, el destino los volvió a unir cuando la familia de Ada se mudó a Barcelona. La ciudad se convirtió en un nuevo hogar para ambos, y la amistad floreció de nuevo en las calles llenas de historias compartidas.
Mientras Ada se sumía en sus recuerdos, una azafata gentil la despertó ofreciéndole la cena. Ada agradeció y miró por la ventana, observando las luces de las ciudades que parpadeaban debajo de ella.
Cuando llego, el sol brillaba en el cielo despejado mientras el avión descendía hacia Barcelona. Ada se sintió renovada y emocionada por lo que le esperaba.
Al salir del aeropuerto, Ada buscó entre la multitud hasta que sus ojos se encontraron con la figura familiar de Gavi. Pero algo había cambiado en él. Se mantenía apoyado con una confianza innegable en su lujoso Mercedes, luciendo unas gafas de sol que le daban un aire misterioso y una camiseta que resaltaba cada músculo.
Ada no pudo contener su alegría y corrió hacia él. Gavi, al verla, dejó escapar una sonrisa amplia y abrió sus brazos en una cálida bienvenida. Sin dudarlo, Gavi la levantó en el aire, girándola ligeramente mientras Ada reía de felicidad.
- ¡Gavi! ¡Qué cambio, hombre!
- Tú también te ves increíble, Ada. 4 años sin verte y parece que el tiempo te ha tratado bien.
- Ha sido un vuelo largo, pero valió la pena solo por este momento.
- Estoy encantado de tenerte de vuelta, Ada. Barcelona te ha extrañado.
Ambos compartieron una mirada llena de complicidad, recordando los años de amistad y las experiencias que les esperaban en la vibrante ciudad que ahora los reunía de nuevo. Ada se sentía agradecida por el reencuentro y emocionada por los capítulos que aún tenían por vivir en Barcelona.
El viaje en el lujoso Mercedes de Gavi hacia el nuevo hogar de Ada en Barcelona estaba lleno de risas y charlas emocionadas sobre la vida. Sin embargo, Gavi parecía tener un secreto guardado.
- Bueno, me parece que olvidé mencionarte eso. Vivo con Pedri, que ya conoces, y otros tres compañeros más del equipo.
- ¿En serio? No me dijiste nada.
- Lo siento, se me pasó. Pero no te preocupes, son buenos chicos.
- ¿Quiénes son?
- Está Ansu, Ferran, Lamine, Pedri y yo
- Suena a un grupo interesante.
- Sí, son geniales. Ya verás, te llevarás bien con todos.
La casa resonaba con la energía de la risa y la camaradería cuando Gavi y Ada entraron. Pedri, siempre amable, apareció en la entrada con una sonrisa.
- ¡Ada!
Pedri se acercó y le dio dos besos a Ada, quien lo observó de arriba abajo con una mezcla de sorpresa y admiración. Conocía a Pedri por fotos, pero verlo en persona le hizo apreciar aún más su atractivo.
Después de la breve presentación, Ansu y Ferran se unieron a ellos con entusiasmo, dando la bienvenida a Ada con abrazos y risas. Gavi, viendo la interacción, le susurró a Ada.
- Te dije que eran buenos chicos. Tu habitación está arriba, Ada. Hazte sentir como en casa.
Ada asintió y se dirigió hacia la escalera. Mientras subía, Gavi le informó sobre la llegada tardía de Lamine, y Ada agradeció la información.
En su nueva habitación, Ada observó el espacio con satisfacción. La decoración reflejaba la personalidad vibrante de la casa. Colocó sus pertenencias con cuidado y se asomó por la ventana para disfrutar de la vista de Barcelona.
La tarde caía sobre Barcelona, y Ada sentía la necesidad de reencontrarse con su novio, Carlos, después de tanto tiempo separados. Se acercó a Gavi con una expresión esperanzada.
- Gavi, ¿me prestas el coche? Quiero ir a buscar a Carlos al hospital.
- Claro, Ada. El coche está en la cochera. Solo asegúrate de no dejarlo sin gasolina.
- ¡Lo prometo! Gracias, Gavi.
Con las llaves en mano, Ada se dirigió hacia el coche y condujo hacia el hospital donde Carlos trabajaba. La emoción crecía en su pecho al pensar en el reencuentro.
Al llegar, Ada estacionó el coche y se dirigió hacia la entrada del hospital. Mientras esperaba afuera, el corazón le latía con fuerza. Observó a los transeúntes y finalmente vio a Carlos salir por la puerta principal.
Carlos, un chico alto, rubio y de ojos azules, se quedó perplejo al ver a Ada esperándolo. Sin poder contener su emoción, corrió hacia Ada y la abrazó con fuerza. La intensidad del abrazo hablaba de los sentimientos acumulados durante la separación.
- No sabía que estarías aquí. Esto es increíble.
- Quería sorprenderte.
El beso de Carlos selló el reencuentro, y juntos caminaron hacia el coche de Gavi, listos para compartir historias y disfrutar de la emocionante etapa que les esperaba en Barcelona. La ciudad se convirtió en el escenario perfecto para el amor reavivado de Ada y Carlos.
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EL DORSAL 27
RandomAda, una joven de 21 años, regresa a España para concluir su último año de carrera de enfermería. Su mejor amigo de la infancia, Gavi, jugador del Barça, le ofrece alojamiento, sin revelar que compartirá la casa con 5 de sus compañeros. Entre ellos...