El día de hoy, nuestra queridísima paloma estaba en su casa, como siempre, pero esta vez estaba esperando al castaño el cuál estaba haciendo stream.
Quiso ir a ver a su chico pero recordó las reglas, las putas reglas.
— Uhm, ¿Duxo?— Se sorprendió al escuchar la voz de su amado— Oye.. Ya terminé stream..— Duxo se dió la vuelta y le sonrió abrazándolo por la cintura.— ¿Quieres comer algo?
— Quiero comerte a ti..— Mordió suavemente el cuello del menor, el cuál gimió a tal acto.
— I-idiota..— Abrazó el cuello del azabache y pasó sus manos por la espaldade este.— Yo quiero dormir..— Acarició las mejillas del azabache y le dió un tierno beso.
— Vamos a la cama entonces— Sonrió pícaro.
— No haremos eso, Duxo.— Miró mal al azabache y se sonrojó ligeramente.
El ojilila rió.— Okey, entonces, a dormir— Puso al castaño como saco de papas en su hombro.
— Oye! Bájame, conchetumare!— Golpeó al ojilila en la espalda, pero no funcionó, su cuerpo era bastante duro y fuerte.
— Tú dijiste que querías dormir.— El azabache sonrió con burla.— Solo te llevo amablemente a la cama— Se fue silbando a su pieza y tiró al de ojos miel a la cama.
— Oye! No te bastó con cargarme contra mi voluntad?— Miró a Duxo con el ceño fruncido.
Duxo no dijo nada, solo se subió a la cama y acercó a Aquino.
— ¿Qué haces?— Duxo puso a Aquino en su regazo y empezó a morder y succionar su cuello.— Ah~! D-duxito~?
— ¿Seguro que no quieres hacerlo?— Aquino se excitó un poco al escuchar lo grave que sonó la voz de Duxo, pero él no estaba preparado para tener relaciones sexuales con Duxo.
— D-duxo... Ya sabes que no me siento preparado..— Duxo asintió.
— Está bien, vamos a dormir entonces— Se tiró con el castaño a la cama.
Aquino rió— ¡Duxo!— Dijo entre carcajadas.
— ¡Te amo! Muak!— Empezó a darle besitos en toda la cara al castaño, el cuál reía.
— D-duxo!— Él solo disfrutaba como el azabache le demostraba cariño, amaba que su hombre hiciera eso, le encantaba ser lo más importante en la vida de Duxo, pero lo que más le gustaba era ver su sonrisa. Una sonrisa única que reflejaba una felicidad inmensa cuando estaba al lado de él.
— Te amo..— Abrazó fuerte al ojimiel por la cintura y dejó su cabeza en el pecho de este.
— Yo también, Duxo...— Acariciaba el lindo pelo de su amado, jugando con sus cabellos y dándole besitos en la cabeza.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
