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Annabeth se subió al caballo con ayuda de Caspian y después Lucy la imitó, delante suya.
Annabeth tenía un arco que el habían dado uno de los narnianos. No sabía porque, si les avisó que cuando tenía sus clases de arco, lo único que flechaba era los arbustos.
—Buena suerte, señoritas —Annabeth rodó los ojos al escucharlo.
No sabía porque, pero se sentía enfadada con él.
Pudo sentir como Caspian cogía su mano y le daba un pequeño beso en esta. Annabeth lo miró confundida.
—Regresa a salvo, me gustaría contarte algo importante para mi.
Annabeth entrecerró los ojos y pudo ver a Caspian dar media vuelta.
¿Pero qué...?
—Ew —Soltó Lucy tras su espalda.
—Sí, Lucy. Ew.
Annabeth cogió las riendas del caballo y este empezó a correr hacia la salida trasera de La Fortaleza.
No sabía cuánto tiempo había pasado corriendo, solo sabía que no había rastros de un león. ¿Por qué Aslan no aparecía? ¿Era por qué estaba ella y no Lucy sola? No lo sabía, pero habían pasado aproximadamente quince minutos y no había rastro de él.
Su corazón latía con nervios. ¿Qué estará pasando? ¿Peter perdió contra Miraz? ¿O Miraz perdió contra él? Su corazón parecía salir de su pecho, estaba inquieta.
—Ten esperanza, Beth —Gritó Lucy al notar el estado de su amiga.
Pero no pasaron mas de cinco minutos cuando Annabeth notó a tres telmarinos tras suya. Ella intentaría perderlos con el caballo, pero sería difícil teniendo en cuenta que estaban en un sitio luminoso y comparado con el número de caballos era muy poco probable.
Annabeth miró hacia atrás y pudo ver la cara de los guardias.
Cerró los ojos con miedo. Era él de nuevo.
—Sujeta, Lucy —Annabeth le dio las cuerdas a la castaña clara y ella sacó una flecha para posicionarla en el arco.
Venga, no podía ser tan mala. ¡Aprobó el examen de arquería con un siete!
Tiró la primera flecha. Le dio al caballo de uno, haciendo que este cayera al suelo.
