El lobo de la capa roja

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Estoy segura de que has escuchado la historia de Caperucita y el lobo, pero ¿Alguna vez te preguntaste si existiría alguien tan estúpido como Caperucita para ser engañada por un perro salvaje con el pijama de su abuela?

"Que dientes más grandes tienes", "que orejas más grandes tienes". Se dio cuenta de que era extraña, pero no de que no era humana, ¡Por favor!

Oh, cariño, ¿Por qué preguntas? Claro, te contaré quién era realmente Caperucita y qué sucedió, no es necesario que lo pidas.

Estoy segura de que has escuchado la historia de Caperucita y el lobo, pero ¿Alguna vez te preguntaste si existiría alguien tan estúpido como Caperucita para ser engañada por un perro salvaje con el pijama de su abuela?

Como sabes, los lobos son animales que viven en manadas, rara vez se encuentran solos, ¡pero este pequeño sí, por culpa de ese maldito cazador!

¡Ay, qué tragedia! Ese horrible cazador era un ricachón cuyo pasatiempo era la caza furtiva, y cuando encontró a aquella manada de lobos, ¡no dudó en matarlos a todos antes de que tuvieran oportunidad de reaccionar!

Solo hubo un sobreviviente que cayó en la desgracia. Ese maldito hombre cazó tanto que el pobre lobo que sobrevivió no era capaz de conseguir comida. ¡Casi se muere de hambre, si no fuera por esa niña!

¡Sí! Era Caperucita, pero esta no era tonta, ni este lobo era un embaucador. Esa niña llevaba carne en su cesta para aquella vieja huraña y ermitaña que vivía en el bosque; y al ver al lobo moribundo de hambre y apuntó de atacar a un ser humano (¡Los lobos no suelen atacar a las personas!), la niña soltó la cesta y salió corriendo, dejando caer su preciada capa roja que el lobo recogió para refugiarse del frío que comenzaba a hacer. ¡Ahora era el lobo de la capa roja!

El lobo comió la carne de la cesta y vagó por el bosque, solamente intentando sobrevivir como un lobo solitario en un bosque moribundo. ¡Pobre alma en desgracia! ¡Tan triste, tan sola!

A los días, el desdichado lobo se encontró con una choza en el bosque y a una vieja en aquella casucha. El hambre no le daba tregua al pobre animal que parecía sufrir, ¡estaba en los huesos! ¡Era ahora o nunca su única oportunidad de comer, por culpa de ese maldito cazador que dejó el bosque casi vacío!

Esperó pacientemente a la vieja que saliera, y apenas ella le mostró la espalda, saltó sobre la anciana, enterrando sus dientes y sus garras sobre aquel arrugado cuerpo. El dulzor metálico de la sangre en la lengua del lobo fue como el manjar más exquisito que hubiera probado.

Mordió y rasguñó una y otra vez, mientras los gritos de agonía de la vieja resonaban en todo el bosque, la sangre salpicaba por doquier y el lobo disfrutaba de aquella matanza y el poder masticar carne fresca. ¡Que la vieja se retorciera le provocaba al lobo más deseo de acabar con su presa! Al cabo de unos minutos, la fuerza de los gritos agonizantes y los pataleos en un intento de defensa fueron cesando, la vieja había muerto y el lobo disfrutaba del olor metálico de la sangre que picaba en su nariz y devoraba el cadáver de la vieja ermitaña; aun cuando su carne era un poco dura, el lobo la disfrutó con tanta pasión que parecía la comida más deliciosa que podrías encontrar.

Dejó el cadáver a medio comer, con el estómago lleno y su capa, que antes era roja, ahora era rojo oscuro y con un penetrante olor metálico. ¡Y después de comer, hay que tomar una siesta!

¡Clic! Algo despertó al lobo. ¿Sabes qué sonido era? Un arma siendo cargada. ¡El cazador estaba por terminar el genocidio indiscriminado que llevó en ese bosque!

El constante olor de la sangre en su capa provocaba que sus instintos despertaran, sin olvidar del rencor que le guardaba a ese asqueroso ser que se llamaba a sí mismo humano. ¡Qué rápido era aquel lobo! El cazador le disparó al lobo, ¡y aun así, el lobo siguió corriendo y atacó al maldito cazador!

Con un mordisco de sus fuertes mandíbulas en la pierna del hombre y arrancando un pedazo de su asquerosa carne que el lobo no quiso comer, logró tirar al piso al cazador. El animal moriría pronto, por lo que se apresuró a darle un gran mordisco al cazador en el cuello. El cazador gritó en su agonía y rápidamente sucumbió ante el desangramiento.

El lobo, cojeando y moribundo, se alejó de la escena, su pelaje empapado de sangre estaba asqueroso y pegajoso, pero el lobo de la capa roja podía descansar en paz al cumplir la venganza por su familia...

Soltó un suspiro y el lobo se recostó para dormir cómodamente por la eternidad, esperando volverse a encontrar con su manada.

¿Ves? No todo es como te lo contaron.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2023 ⏰

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Pesadillas de melón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora