Past Sins (Pecados pasados) - en español

Capítulo 18 - Una yegua contra monstruos

El castillo, que alguna vez estuvo lleno de ponis haciendo su trabajo, ahora se encontraba en silencio en las canteras de gemas en las afueras de Ponyville. El viento silbaba a través de los pasillos vacíos, revoloteaba a través de las ventanas y, a veces, hacía sonar como si el viejo castillo estuviera cantando un coro triste, solitario y sin palabras en un intento de hacer retroceder a los ponis que una vez le habían dado su propósito.

Sólo quedaba un alma dentro de los muros de piedra, un único residente que continuaba rondando los pasillos como un espíritu inquieto. En ese momento, Nightmare Moon estaba sentada quieta en su trono como una estatua, mirando a través de su sala del trono vacía.

Había sido una semana de silencio y soledad. Una semana desde que liberó a los Hijos de Nightmare y eliminó la bendición maldita con la que Nexus los había infectado. Una semana en la que apenas había atendido sus propias necesidades. Había comido y dormido, pero poco más había hecho. Su abrigo necesitaba ser lavado, su sombra de ojos se había descolorido y necesitaba ser reaplicada, y su armadura se había vuelto opaca sin su brillo habitual.

Un reloj que sonaba en un pasillo distante alertó a Nightmare Moon de la hora y, sin mover un casco o una pluma, invocó su magia. Su cuerno brilló y el cielo comenzó a marcar la antigua progresión de la noche al día. La luna se puso, el cielo se iluminó, las estrellas se apagaron y el sol comenzó su vuelo hacia los cielos.

La luz del sol se filtró a través de las ventanas rotas para caer sobre el abrigo de Nightmare Moon, y su calidez llenó la sala del trono. Un hermoso día amanecía sobre Equestria, pero Nightmare Moon no le prestó mucha atención. Estaba insensible al mundo, atrapada en su propia mente.

Cerrando los ojos, Nightmare Moon pensó en ese momento en el que se había cometido el acto. Había reunido a todos los Hijos de Nightmare en el patio de su castillo, incluso a Spell Nexus. Si bien lo peor de su infección había sido destruido, todavía quedaba lo suficiente como para hacerlo como cualquier otro cultista: ciegamente obediente y amoroso. Aún así, su continua lealtad cumplió un propósito. Ella le hizo reunir a todos los demás y, cuando estuvo segura de que todos los cultistas y ponis bendecidos estaban contabilizados, actuó para eliminar la bendición.

Les habló, les dijo que iban a recibir una bendición como nunca habían sentido y, una vez que cerraron los ojos, dejó que su melena los envolviera. Los puso a dormir tal como lo había hecho con Spell Nexus. Luego, una vez que ya no estaban conscientes, dejó que su melena atravesara sus cuerpos para atacar sus infecciones. Había tomado tiempo, pero ella eliminó todas las bendiciones. Algunas infecciones fueron peores que otras y algunas contraatacaron. Al final, sin embargo, liberó a todos los ponis.

Luego, deshizo el hechizo que los había mantenido dormidos y, durante un tiempo, todos se quedaron allí como si estuvieran muertos.

Entonces algunos empezaron a levantarse, a abrir los ojos y mirar a su alrededor. Nightmare Moon había sonreído ante los primeros signos de movimiento. El océano turquesa que la había mirado antes ahora era un arcoíris de colores. Marrones, amarillos, rosas, azules, verdes, grises, ámbar, magentas... pero ningún otro ojo coincidía con el de ella. Sólo ella tenía el iris turquesa.

Los Hijos de Nightmare estaban desconcertados. Algunos no sabían dónde estaban ni cómo habían llegado allí, pero sus recuerdos comenzaron a regresar. Uno por uno lo recordaron, y pronto todos estaban mirándola, con miedo y resentimiento bailando en sus ojos.

Nightmare Moon encontró esas miradas por un tiempo, pero luego le dio la espalda a la multitud y ofreció algunas palabras con una voz fuerte pero no amenazante. "Os he devuelto, ponis, vuestra libertad. Quienes deseen quedarse podrán quedarse y quienes deseen irse podrán irse. No guardaré rencor contra aquellos que quieran volver con sus amigos y familiares".