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Vamos, estaba en abstinencia. Perdió lo último de su dinero en la compra de un par de pepas que no le hicieron el efecto deseado. Quería perderse en su cabeza y terminar tirado en un callejón donde ni Dios llega, así que sabiendo que cayó bajo, pensó: ¿Qué me falta hacer en esta vida para largarme contento?

La respuesta le llegó rápidamente al ver la puerta de una casa abierta, invitándolo a pasar.

Encontró un chico joven tirado con una graciosa burbuja de mocos saliendo de su nariz. Bien, le servía.

Cerró la puerta, ganando la privacidad que quería en la casa de aquél joven extraño. Caminando hasta él, saca su pene semi erecto, arrodillándose frente al mocoso para inspirarse un poco.

Era lindo. Tenía unas pestañas negras bastante largas, acompañando su rostro con una pequeña cicatriz bajo su ojo izquierdo, una nariz pequeña y una boca grande adornada con labios carnosos y aparentemente suaves. Bombeando su pene con fuertes movimientos desde la punta hasta la base, acercó su pelvis a la boca del mocoso y siguió masturbándose a solo centímetros de esos labios suaves que deseaba sin pudor ahora.

Su polla estaba muy hinchada, clamando por enterrarse en esa boquita virgen que lo invitaba a penetrar hasta sacarle gemidos ahogados y lágrimas. Después de unos bombeos más, puso en su glande el pulgar para aguantar unos segundos extra y finalmente correrse en el rostro dormido del chico.

No está satisfecho.

Recorrió el cuerpo del mocoso rápidamente con sus ojos grises y se relamió los labios. Con su pene aún afuera, subió sobre el cuerpo del chico y le arrancó la camisa con brusquedad. No se ha despertado.

Vió dos lindos pezones rositas erectos, invitando a su traviesa lengua a enredarse en ellos. Comenzó a tocarlos con sus largos y ásperos dedos, apretando y jalando como se le vino en gana. Bajó su mirada hasta el borde del pantalón del chico que estaba a la mitad de su cadera, dejando ver un corto camino de vellos casi inexistentes, bajar hasta lo que sería el plato principal de hoy.

Sin pudor, bajó su rostro hasta la linea del pantalón del menor y lamió a gusto, sintiendo esa suave piel tensarse en su toque. Mordió la tela, obligándola a bajarse y dejar al descubierto el pene rosita y necesitado de su amigo dormido, goteando por atención desde la punta, dejando una linea viscosa de preseminal bajar hasta la base del falo.

Lo tomó con su mano y lo metió a su boca, saboreando el leve gusto a sudor que tenía. Le encantaba sentir como se iba poniendo más y más rígido en su boca, sentir como crecía y chocaba con sus dientes sin pudor. Enredó la lengua en él, subiendo y bajando por toda la longitud del rosado pene, disfrutando de los cortos suspiros ahogados que soltaba el pequeño chico aún dormido. ¿Acaso no se despierta con nada?

No aguantando más, separó su boca de ese lugar, dejando una fina linea de saliva conectarlos por un momento. Orgulloso de su trabajo dejando erecto al mocoso, lo tomó de las caderas y le dió la vuelta como a un muñeco. Ya le daba igual si se despertaba o no.

Bien... Recibeme de la mejor manera, chico.

Le separó los glúteos, dejando al aire su agujero apretado y virgen. Ríe al ver como tenía espasmos al chocar con el frío aire de la habitación. Se escupe en dos dedos de su mano derecha y sin cuidado los introduce uno tras del otro, mientras junta su pecho con la espalda del dormilón, dejando mojados besos acompañados de mordidas bruscas, sin dejar de penetrar y estirar sus dedos en el interior del crío.

Su pene brincaba de emoción, queriendo atención ahora. Rie bajito y sin más, acomoda sus grandes manos en las caderas del chico y hunde su largo y grueso pene en el apretado agujero, sacando un jadeo algo fuerte del dormilón.

A-ah... Bastante apretado...

Sin más, con fuerza arremete saliendo y entrando del dormilón, moviendo el sofá de la brusquedad. Sentía como su pene era rodeado por el interior virgen y caliente del mocoso, apretando cada vez más y más en cada estocada. Se sube al sofá arrodillado, sin salir de su interior, para alzar las caderas del chico en posición de perrito, aumentando la velocidad en cada estocada.

La vista lo mareaba. Desde ahí arriba la espalda arqueada del chico, adornada con pequeñas perlas de sudor y el anterior camino de saliva y marcas que dejó, se veía malditamente cachondo.

No fue hasta unas estocadas más y más profundas, que notó como el presunto dormido se sostenía del sofá, incluso moviéndose para lograr más profundidad. Estaba despierto.

Pequeña putita, ¿Quién diría que estabas hambriento de polla?

Habló entre jadeos con su perlada y gruesa voz, dándole una sonora palmada en el gluteo derecho al chico, recibiendo en respuesta un gemido fuerte y más profundidad.

Era graciosa la situación, así que tomó el cuerpo del mocoso nuevamente y se sentó en el sofá, poniéndolo sobre el sentado, con su polla adentro del apretado trasero. Pudo ver a medias el rostro sudado y sonrojado de su víctima, mirándolo con vergüenza y la boca semi abierta. Aún tenía en su cara un rastro leve del semen que le había chorreado ahí anteriormente.

M-mhg... mierda, ah~ — dijo bajito el chico, sosteniéndose de los hombros de su violador.

El hombre, aún sin dejar de arremeter en su agujero haciendo que salte en su polla, soltó un sonido de satisfacción desde lo más profundo de su garganta. Tomó el cuello del pequeño y juntó sus labios, metiendo sin vergüenza su lengua y explorando sin pudor la cavidad. Los movimientos de su cadera nunca pararon y en cada estocada, podía sentir los gemidos ahogados del crío perderse en su necesitado beso.

Al separarse, fué rápidamente a comer los rosados y lindos botones en el pecho del chico, usando una de sus manos para bombear el goteante pene del menor. Con cada toque extra, el interior del mocoso se contraía más y más, dejándole en claro que debía acabar rápidamente.

Cambio de posición, saliendo momentáneamente del necesitado agujero, escuchando el sonido de queja suelto del menor. Lo puso de espaldas en el sofá y alzando sus dos piernas, se metió nuevamente, tocando más allá que antes. El chico abre los ojos al sentir su próstata siendo profanada como nunca. Se sostiene de las manos de su agresor, gimiendo palabras inentendibles al aire, inundando sus ojos de lágrimas puras de placer.

Después de un rato más, bombea el pene del menor con fuerza y severidad, consiguiendo que en un par de estocadas más, ambos se corrieran a mares. El menor en la mano del mayor, y este último dejando el interior del chico lleno y contento.

Salió, dejando caer rápidamente el semen caliente de su agujero. Lo miró por un segundo y soltó una sonrisa irónica, dejándolo en el sofá. Había sido bueno, pero ya debía irse antes de que el pequeño llamara a la policía.

¡No! e-espera. — Menciona rápidamente el pequeño levantándose como puede y tomándole el brazo con necesidad. — Yo quiero más.

¿Escuchó bien? Se dió rápidamente la vuelta y se sentó en el sofá con las piernas abiertas, dejando totalmente a la vista su gran pene aún erecto por el acto anterior.

Aquí tengo una rica paleta, jugosa y palpitante, mocoso.

Arrodillándose rápidamente entre las piernas del mayor, tomó con su mano el sensible pene y dijo con el ceño fruncido.

No soy un mocoso. Soy Luffy.

— Entonces, Luffy. Llámame Law.

Tomó la cabeza de Luffy con cuidado y lo hizo bajar salvajemente, ahogandolo con su gran polla.

⸝⸝ 1  ࣪˖ ִֶָ  Street ᵎᵎ ✮ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora