• Prefacio •

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Camila Cabello, ¿cómo describirla, además de hermosa?

¿Elegante? Tal vez, pero ella era mucho más que eso. Era simpática, alegre, cautivadora, respetuosa, y correcta en todo el sentido de la palabra.

En lugar de profesora, bien podía haber sido una excepcional modelo por sus perfectas proporciones. Quien a pesar de los años se mantenía como si fuera una chica de 18 años y no como una de 23. Piel morena, carnosos y rosados labios, hermosos ojos marrones y una deleitable figura.

Todos aquellos atributos la hacían resaltar por dónde pasara y en su trabajo como maestra no fue la excepción. Desde el momento en que se graduó, los demás compañeros de profesión la admiraron y envidiaron por su belleza, y cuando comenzó a impartir clases, aquello fue aún peor. Infinidad de comentarios sobre lo bonita que era la maestra no se hicieron esperar y un sin fin de propuestas por parte de sus alumnos y de mayor grado, empezaron a llegarle todos los días. Su amabilidad y profesionalismo no le permitía mandar por un tubo a la bola de mocosos que la seguían en cada receso y sin importar la década, aquello pasaba con mucha regularidad.

Sí, Camila podía ser hermosa, pero para ella aquello llegó a ser un tormento, más cuando los hombres empezaron a fantasear con ella, pues la hermosa mujer de nombre Camila tenía un pequeño gransecreto, uno que mantuvo oculto toda su niñez, adolescencia y ahora que era mayor, también.

Le gustaban las mujeres.

Ella apenas si tenía una amiga y a su queridísima hermana, pero a ninguna de las dos le había dicho nada, mejor dicho a nadie, pues constantemente podía ver el desprecio que la sociedad tenía por los homosexuales y le daba miedo arriesgarse a recibir el mismo trato.

Jamás en sus 23 años de vida había conocido a una mujer como ella a la que le atrajeran también las mujeres, pero sabía que seguramente lo último que pensarían es que era lesbiana.

¿Qué haría Camila con una vida sin amor?

Bueno, pues esa pregunta se la hacía a ella misma de manera constante, puesto que toda su vida había anhelado un gran amor, así como en las películas o en los libros, aun así, sabía que aquello no sería posible. Se había hecho a la idea de que al final iba a morir sola. Su profesión le había enseñado que muchos jóvenes podían llegar a ser seres sumamente inmaduros y despreciables, y ella jamás se sentiría atraída por ninguno de ellos.

Porque muy al contrario de lo que pensaban los demás sobre ella y su indefinida soltería, ella se mantenía siempre indiferente ante el tema excusándose de que no salía con nadie "porque no quería descuidar su profesión".

Pero pronto su madre dejó de creerle a su bien fundamentada mentira, cuando una tarde llegando del trabajo su padre le dijo que se arreglara bien porque tendrían una cena familiar. Camila no quiso preguntar mucho por la sorpresiva invitación y muy al contrario lo dejó a la suerte, así que se arregló y bajó a cenar como se lo habían pedido.

Vaya sorpresa que se llevó cuando se sentó en el comedor y un hombre de sonrisa maléfica —como lo describiría ella—, la saludó con mucho ego y se presentó como el dueño de una gran inmobiliaria de autos, afirmando que su trabajo lo haría llegar muy lejos. Fue entonces que Camila entendió a qué se debía la dichosa cena y a donde iría toda la situación.

Aún vuelta una furia se logró mantener tranquila toda la cena, al menos hasta que esta terminó y aquel tipo se fue de su casa. Su madre exclamó algo que la hizo ponerse aún más enojada de lo que ya estaba y entendió que su trabajo, como había dicho aquel hombre, "la haría llegar muy lejos", entonces supo que era el momento de independizarse.

—Mamá, si estás pensando en que me casaré con él, déjame decirte que estás muy equivocada. —Recuerda haber dicho mientras retenía un grito por lo molesta que estaba.

¿Cómo el verano enamoró al invierno? - {Adaptación Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora