17.

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Pedro Gonzales

Su alarma sonó sacándolo de su sueño, se quejó porque aún estaba muy cansado y su vuelo salía esa misma mañana, apenas habían dormido 5 horas y ya tenían que salir del hotel.

Ansu y Balde se quedarían otro día en Madrid pero ellos ya estaban cansados y querían regresar a sus casas.

Salieron del hotel y tomar un Uber quien los llevó al aeropuerto, ambos con gorras para evitar ser reconocidos.

Documentaron sus maletas y esperaron para subir, aunque si hubo una que otra persona que si les reconoció pero todos fueron discretos.

Subieron al avión pero Pedri estuvo siempre pendiente de la hora y Pablo aprovecho para dormir demasiado agotado.

Cuando llegaron escucharon los altavoces del avión y ambos recogieron su equipaje y vieron a Fer esperándolos.

—¡Pedro!— escuchó la voz de su hermano quien los llamaba sacudiendo su mano en el aire, Pedri  corrió a abrazarlo con una sonrisa y Pablo lo siguió caminado.

—hola Fer— le saludo Pablo con una sonrisa y al separarse de su hermana le sonrió y lo jalo a él para abrazarle.

—¡Gavi!— exclamó emocionado apretándolo contra el. —os extrañe un montón— ambos rieron.

—vamos que aquí hay mucha gente— dijo Pedri y ambos caminaron al coche de Fer.

—¿que tal Qatar?— preguntó con una sonrisa viéndolos del retrovisor.

—las playas son preciosas— Pablo dijo emocionado y Pedri se limitó a verlo con una sonrisa y acariciar su mejilla, parecía un niño.

Fer llevaba mucho tiempo sospechando algo entre sus hermano y el sevillano pero nunca quiso suponer nada, así que pregunto algo para estar seguro.

—¿y ninguna qatarí o chicas les molo?— pregunto Fer aun más atento a sus reacciones.

—no, la verdad que no Fer— finalizó Pablo mirando a Pedri con una sonrisa.

—vale ¿y la comida por allá?— el canario se quedó pensando.

—a mi me gusto mucho la ultima comida que tuvimos y siempre hacían buenos jugos— dijo Pedri.

—pero nada es como tú comida Fer— halago Pablo y Fer solo río.

—¿te quieres quedar a comer? Hice croquetas— Pedri se quedó esperando la respuesta expectante.

—quisiera, he quedado con Aurora y mi madre, mañana se van a Sevilla—el canario lo miro triste y el sevillano rio y palmeo su pierna.

—entonces te dejo en tu casa— y tomó una desviación que daba a la casa de Pablo.

Estuvieron hablando de cosas variadas mientras llegaban a la casa de Pablo pero Fer siempre estaba más atento en los toques "accidéntales" que su hermano y su "mejor amigo" compartían.

—muchas gracias Fer— agradeció Pablo quien le dio una palmada en el hombro y se bajó. —¿me vas a acompañar Pedri?— el canario asintió rápidamente y ambos bajaron del coches con sonrisa cómplices.

Fer se quedo observándoles pero empezaron a bajar las maletas del maletero y ambos las entraron después.

—quería que te quedaras a comer— se quejó Pedri besando los labios de su novio.

—lo se, yo también— se lamento Pablo.

—¿no te hace falta nada?— el sevillano negó aún con sus brazos en el cuello del canario y las manos de este abrazando su cintura.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora