El nuevo amo de Severus Snape.

El nuevo amo.

Severus, pensó que toda su vida solo conocería el dolor y la soledad, que algo había salido dañado en él, a su edad era algo bastante obvio que jamás encontrará a su alfa y de encontrarlo este jamás lo aceptaría luego de todo lo que ha tenido que vivir por culpa de Voldelmor y Albus, sus dos amos lo han hecho sufrir como solo James, Sirius, Remus, lo han lastimado, los odia aunque uno esté muerto, otro pudriéndose por traicionar a sus amigos, aunque él también debería sin su ayuda Lili no estuviese muerta, lo único bueno de su vida, la persona más amable que conoció y que lo acepto, hasta que él decidió que eran más importante la magia oscura.

Pensó equívocamente que cuando terminara la guerra, podría descansar, no tenía esperanzas para sobrevivir y si lo hacía se imaginaba que solo iba tener miserias, por lo que él estaba contento de pasarle sus recuerdos al mocoso y dejarse llevar por la muerte, para su desgracia infinita Potter, no dejó que muriera, salvándole no solo la vida, sino que también su libertad, con sus recuerdos se demostró que no era merecedor de ir askaban, aunque él no pensaba igual, también salvó a su ahijado, lo cual le generaba tres deudas de vida, por lo que para su mayor pensar ahora tenía otro dueño, un dueño al cual le hizo la vida imposible y no duda que se lo va a cobrar por todo.

El ministerio, había decidido que él era un objeto, no había otra forma de decirlo, le pertenecía al niño que vivió, al mocoso engreído, porque no dejarle morir en paz, aunque hubo una ventaja que para bien o para mal, Potter lo permitió, ahora él tenía a su niño, lo salvó de esos asquerosos guardias, que miraban con deseo a su pequeño, ahora le aumentaba una deuda más con Potter, no sabía como le iban a cobrar por todo.

Miraba a Draco, recostado a su lado, el muchacho había quedado solo, Narcisa no había sobrevivido, su Dragon estaba en un duelo que lo dejo sin posibilidad de desenvolverse por si solo, necesitaba ayuda en todo, sabía que para Potter era una carga, pero aun así le permitía tenerlo a su lado.

Pensó que lo tiraría en un rincón, pero Potter había decorado el cuarto como si de un bebé se tratara, siempre preguntando su opinión, pues era obvio que él era el que más conocía al joven.