🔥CAPITULO 13🔥

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SIN EDITAR.

Tardado, pero seguro, FELIZ NAVIDAD PARA TODOS USTEDES CHINGO WEL CHINGO WEL CHINGO MADAFAKA, huy así no era, que tengan una feliz navidad chiquisssss

🤒<<{Marco}>>🤒

Entiendo cada palabra que dijo mi mujer, entiendo que ella cumple su palabra y por eso aceptó casarse, pero me molesta, odio saber que ella se casará.

Ni siquiera pude saciar mis ganas de estar con ella, no sé si alguna vez eso será posible y estoy enloqueciendo por ello, ahora que la tengo, ahora que la probé no puedo verme volviendo a lo que era, volviendo a ser solo su amigo.

La sigo por el pasillo hasta la habitación, sabe perfectamente que la estoy siguiendo y no me dice nada, entramos en la habitación y en el momento en que la puerta se cierra tras nosotros la levanto haciendo que su falda se levanté y sus piernas rodeen mis caderas.

Marco: Princesita, estoy muy, pero muy celoso.

Joder si lo estoy, en el momento en que dijo que era su prometida en la puerta de la heladería vi rojo, pero como siempre, no hice nada al respecto, así como cuando mis padres me echaron, como cuando me insultan y menosprecian, nunca hago nada al respecto.

Pero ya estoy en mi límite, necesito sentir que es mía, aunque sea un momento.

Agnes: ¿Por qué tesoro?

Se que sabe la respuesta, pero quiere escucharla, lo veo en su rostro, lo veo en la encantadora sonrisa de su rostro.

Estrello su espalda contra la pared y empiezo a subir lentamente una de mis manos por su brazo, cuando llegó hasta su cuello lo rodeo sin hacer fuerza, la sonrisa en su rostro sigue siendo grande y encantadora, me molesta, me molesta por qué no es consciente de lo que su apuesta causo en mi.

Marco: Sabes la razón —aprieto su cuello con poca fuerza y veo sus ojos oscurecerse rápidamente al mismo tiempo que se le eriza la piel, jodidamente encantador— pero lo repetiré por qué es lo que quieres escuchar ¿Verdad? —no responde, pero la forma en que su sonrisa se agranda es suficiente respuesta— me molesta mucho que ese hombre te reclamé como suya, no sabes cuánto princesa.

Mi otra mano deja su espalda baja y se adentra en la braga, abro sus labios vaginales encontrando su coño extremadamente húmedo.

Marco: Di que eres mía.

Agnes: Soy tuya.

La humedad de su coño facilita la entrada de dos dedos en su interior, ella jadea, la sonrisa es reemplazada por su labio inferior siendo mordido por sus dientes, sus ojos están aún más oscuros reflejando un incontrolable deseo, pero necesito más.

Marco: ¿De quién eres?

Agnes: Tuya —su mano viaja a mi cabello jalando con fuerza haciendo que un estremecimiento me recorra el cuerpo, sus ojos ahora feroces y lascivos me miran con intensidad mientras su labio escapa de entre sus dientes— ¿De quién eres tesoro?

Marco: Tuyo.

Si boca impacta con la mía con impaciencia mientras se levanta un poco para que pueda desabrochar mis pantalones, lo hago y saco mi polla, con mi mano la acomodo en la entrada de su coño moviendo a un lado su braga, la miro a los ojos cuando se separa de mi boca jadeante por el intenso beso, la vuelvo a estampar contra la pared otra vez porque me había movido unos centímetros, vuelvo a llevar mi mano a su cuello hasta que su cabeza y omóplatos están pegados a la pared y su espalda jodidamente arqueada y me meto en ella de una estocada, grita cuando toda mi longitud entra tan profundo, pero no me detengo a dejarla acostumbrarse, empiezo a embestirla de forma salvaje mientras aprieto su cuello con poca fuerza.

Su coño es jodidamente caliente y estrecho, se agarra a mi polla tan perfectamente como un guante, sus gemidos son los sonidos más armoniosos y sexys que he escuchado, su rostro sonrojado es incluso más perfecto que antes, ella es jodidamente perfecta.

Tiene que ser mía.

Marco: ¿De quién eres? —no contesta con la rapidez que quiero así que la embisto todavía con más fuerza haciendo que su espalda se pegue y se despegue en golpes a la pared, haciendo que sus gritos sean tan altos como si estuviera pidiendo ayuda— dime princesita o prometo que te romperé —embestida tras embestida, golpe de su espalda contra la pared tras golpe y sigue sin hablar, lo hace aproposito, lo sé, aprieto su cuello con fuerza haciendo que sus ojos oscurecidos se abran y me miren aún más hambrientos, aprieto más fuerte y más hasta que estoy seguro que le estoy cortando el aire— mueve la boca princesita ni me hagas enojar más, dime de quién carajo eres.

Su boca se mueve haciendo la mímica de “tuya”.

Marco: Si joder..   mía, jodidamente mía.

Su humedad empieza a caer sobre el suelo en un ruido sordo mientras mi polla entra y sale de su coño, el eco de mi pelvis chocando contra ella llega a mis oídos como el galopeo de un caballo, mis gemidos y jadeos son amortiguados por el cuello de la princesita donde saque mi mano y la reemplace con mi dientes, mordiendo con fuerza como el puto loco que soy y dejándola marcada para que todos sepan a quien pertenece.

Beso su cuello donde está la marca de mis dientes mientras mis embestidas se vuelven más frenéticas, sus gemidos estrellan contra mi oído tan salvajes como mis embestidas, sus uñas se clavan en mi nuca estremeciendome por completo.

Agnes: Marco

Joder, mi nombre en un gemido de su boca podria ser el sonido más jodidamente perfecto del mundo, podría ponerlo de todo de llamada, pero silenciaria el teléfono para que nadie más que yo lo escuchará, por qué estos sonidos son míos, nuestros, de los chicos y míos.

Su coño me empieza a apretar tan jodidamente fuerte que muerdo su hombro mientras la embisto con más fuerza una y otra vez sintiendo como el calor y el dolor de sus uñas clavándose en mi nuca envía una descarga eléctrica por mi columna vertebral, mi polla se estremece en su interior, mis músculos se tensas y empiezo a ver luces detrás de mis párpados cuando mi cuerpo me avisa que  mi orgasmo se forma rápidamente.

Una, dos, tres, cinco embestidas más y ella se corre con un estridente grito que no trata de amortiguar, su coño apretándose dolorosamente a mi alrededor llama a mi orgasmo y me corro en su interior de una embestida profunda dejando mi semen en lo profundo de su coño.

Nolan: Solo para que lo sepas, ella no iba a dejarte.

Marco: Mierda.

Giro mi cabeza aún con la respiración agitada para ver en la entrada de la habitación a todos mirándonos con ojos oscurecidos.

Marco: ¿Qué mierda hacen todos ellos aquí?

Pongo mis manos en sus nalgas para taparlas de la vista de todos lo que hace que mi princesita jadee, la miró mal haciendo que cierre su boca con una sonrisa.

Dennis: Ella es tan nuestra como suya.

Agnes. 6°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora