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El sujeto reacciona de forma positiva ante los cumplidos y halagos, no parece ser que las demostraciones de amor sean un desencadenante, debería estudiar las reacciones de los demás Alters.

Spreen cerró el cuaderno, y lo guardó en su cajonera.

Su trabajo estaba avanzando bastante bien, tenía ya unas cuantas páginas de anotaciones,

Llevaba un mes viviendo con Brown, y tenían muy buena convivencia, ni Roier ni ninguno de sus Alters comían su comida, no lo molestaba cuando tenía que estudiar, no era ruidoso, se iban a dormir y despertaban a horarios muy similares, así que no era molestado por luces encendidas o ruidos en la cocina.

Roier era un ejemplo perfecto de compañero de cuarto ideal, y Spreen no podía entender por qué todos huían de él.

—Spreen, te llegó un paquete — Le dijo Roier, cuando volvió de sus clases tarde—. Lo deje sobre tu cama.

Le agradeció y fue a ver, aunque ya sabía lo que era.

Su profesor Auron le había recomendado comprar aquel juguete, esperaba que fuera un desencadenante, y de alguna forma "despertara" a la personalidad que no había conocido aún, a Bobby, el que Roier dijo que era un niño pequeño.

Y qué mejor para un niño pequeño que un lindo juguete de peluche.

Sonrió al ver el dragón azul de peluche, tenía una cola larga, un bigote marrón y ojos muy grandes y exagerados, llenos de brillos y del color del arcoíris.

—¡Roi! — Salió del cuarto hacia la cocina-comedor, donde el ojimiel estaba trabajando en su computadora-Mira, es un regalo para vos.

—Spreen, no deberías- — Su voz se apagó cuando vio el juguete, se quedó boquiabierto unos segundos, luego rio de forma pequeña y adorable, una gran sonrisa ocupó su rostro— Es muy lindo. — Dijo, su voz infantil era muy hermosa.

Spreen se lo dio y el menor se levantó para tomarlo, abrazó al peluche, olió su aroma a nuevo y luego volvió a mirarlo, tenía una sonrisa muy inocente y tierna.

—¡Gracias! — Dijo. y prácticamente se arrojó sobre él para abrazarlo con fuerza, cosa que sorprendió un poco a Spreen.

Roier era algo tímido para el contacto físico, se notaba que aquel otro no tenía vergüenza de abrazarlo.

—No es nada, ¿Bobby?

—Soy Bobby, sí, ¿Tú eres el novio de Roier?

—¿Qué? — Spreen se ruborizó y rio, algo incómodo.

-Sé que a Roier le gusta alguien - Dijo, giraba levemente sobre sus pies al igual que un niño inquieto-. Y eres el único que está con él.

—Oh, no. Vivimos juntos, pero no soy yo, Ro se junta con otras personas, con sus amigos.

El menor sonrió tan ampliamente que sus ojitos se cerraron bastante, sus mejillas resaltaron en el más sutil rojo.

—Nadie le dice Ro   Murmuró, en una voz alegre—. Y Roier no tiene amigos, no se junta con nadie, tú eres el único.

Spreen estaba ofendido, porque Roier solía hablar de un par de amigos que tenía entre sus clases de fotografía.

No tenía ninguna razón para sentirse de ese modo, pero de alguna manera no podía evitarlo.

Quizás le decía que tenía amigos sólo para no dar lástima.

—Yo soy amigo de Roier, él sí tiene amigos. — Dijo, luego de un momento en silencia, en donde Bobby se encargaba de ver a su dragón y sonreír.

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