3. La boda

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– Espero contar con su discreción – Zee se puso de pie dejando solo al mayordomo Poppy en su despacho.

Nunew miraba de reojo a las otras personas sentadas frente a él. Ninguno de ellos parecía tener rostro amigable a pesar de lanzar fugaces sonrisas al joven universitario cada vez que sus miradas se encontraban. Nunew sabía que era gente de cuidado con la que estaban tratando pero confiaba que su mayordomo sabría cómo lidiar con ellos y detener esa absurda idea de un matrimonio. A sus cortos 19 años, lo único que le preocupaba al inocente muchacho eran sus estudios y disfrutar lo más que podía de su vida actual. El matrimonio definitivamente era un tema que estaba a años luz de sus pensamientos. Menos aún casarse con un hombre.

Las puertas del despacho se abrieron despertando a las personas esperando en la sala de un salto.

– Vámonos –se dirigió Zee a su madre y al abogado Saetang

– ¿Qué pasó hijo, llegaron a un acuerdo? –interrogó la Sra. Panich

Silenciosamente, Nunew también esperaba que Zee mencionara algo de lo sucedido a puertas cerradas. Y esperaba que fueran buenas noticias para él.

– Más tarde madre, vamos al hotel –ordenó Zee, en tono cortante

Net se sorprendió por el silencio de su amigo. Si ya tenía el permiso firmado ¿por qué guardar silencio?

– Pero hijito, ¿qué fue lo qué pasó? –insistía la Sra. Panich robando una mirada al también expectante Nunew.

– En el hotel madre, ese es un tema que no debemos hablar aquí – Zee tomó a su madre del brazo y se retiró de la mansión, no sin antes dar una mirada de pies a cabeza al inocente muchacho que se encontraba más que confundido

– Pff! –rió Zee con sarcasmo luego de escanear al muchacho y finalmente todos abandonaron la mansión.

Nunew quedó casi sin palabras. ¿Qué había significado esa risa de Zee antes de dejar su casa?, ¿por qué se había rehusado a contestarle a su madre sobre la conversación con su mayordomo?.

El muchacho necesitaba respuestas. Y las iba a tener.

Luego de oír la puerta cerrarse, se dirigió en búsqueda de su mayordomo, encontrandolo saliendo de su despacho.

– ¿Qué pasó?, ¿qué fue lo que habló con esas personas? –preguntó el mucho expectante.

– Llegamos a un acuerdo, esté tranquilo amo Nunew –respondió simplemente el mayordomo dejando a Nunew de pie más confundido que nunca.

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Zee y su séquito llegaron al hotel acomodándose en sus respectivas habitaciones.

– ¿Por qué no le dijiste nada? –interrogó Net a su amigo dentro de su habitación.

– ¿Crees que soy tonto?, si le hubiese dicho algo a ese mocoso lo más probable es que hubiera huido para el día de mañana –respondió ZEe desabotonándose la camisa.

– ¿Cómo piensas hacer para que asista a esa ceremonia entonces si no le has dicho que ya tienes el permiso firmado? –continuó Net.

– Como ya lo has notado, tengo mis maneras.

– Todavía no puedo creer que hayas comprado a ese hombre para que te firmara el permiso –dijo Net al borde de perder la calma.

– Te dije que todos tienen un precio –sonrió Zee terminando de quitarse los pantalones.

The beastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora