Vin rouge II TR {kazutora x chifuyu}

Vino tinto

Di varias vueltas en mi cama, el sueño definitivamente se había ido, desvíe la mirada hacia la mesita de noche que se encontraba hacia mi izquierda y revise la hora en el reloj digital, aún son las 10 am. suspiré ansioso, ya era hora de levantarme.

Invierno, las calles de Tokyo estaban pobladas en una gruesa capa de nieve, no quise pensar mucho en el frío exterior y eso me impidiera levantarme, tenía que bañarme, quería despejarme de una vez, Retiraba poco a poco mis prendas dejando un camino de ropa a la vez que me dirigía al baño de mi habitación en esa suite.

Giré la manecilla hacia el agua caliente, espere paciente que se templara, mire mi abdomen, en el espejo estaba algo marcado, estaba delgado... Creo que demasiado. El agua al fin se había calentado y proseguí en mi baño.

Tome la toalla colgada en la pared y la envolví alrededor de mi cadera, el vapor que desprendía mi cuerpo venía siguiéndome mientras me dirigía a mi habitación, era diciembre, los copos de nieve eran cada vez más comunes, la ciudad se veía bonita desde mi ventanal.

Había vuelto a Japón desde Francia a buscar algunas cosas que olvidé llevar, Tora me había invitado a cenar y debo admitir que extrañaba a mi ex- comandante de división, los días que estuve a su lado peleando como jóvenes pubertos no los voy a olvidar nunca.

Tenía 15 años, siempre lo veía como mi superior siendo que él, era unos considerables centímetros más bajó, en cada reunión de la pandilla mis ojos sólo estaban clavados en su perfil cálido pero sereno, cuando íbamos a los baños termales me di cuenta que él realmente me gustaba, ví su cuerpo desnudo, las delicadas líneas que formaban su delgado pero trabajo torso, su marcado abdomen, mi vista no dejaba de bajar, las líneas en su abdomen que llevaban a su entrepierna eran el camino a mi perdición, estaba loco por él, quería todo de él, quería toda su atención para mí, quería que sus manos solo  tocaran mis piernas, que sus labios solo besaran los míos, que de su boca solo saliera mi nombre, quería ser suyo en cuerpo y alma.

Exhalé ansioso.

Un vago recuerdo vino a mí vergonzoso... Mi primera paja, solo era un niño de 11 años con la casa vacía y mucha curiosidad. En mí cama suspiraba como loco subiendo y bajando mi mano, pensando en chicas hermosas, con unas tetas enormes que se ofrecían a hacerme el amor.

Pero eso no me estaba calentando, me estaba asustando.

"¿ Qué hago Kazutora? El dijo que pensar en esas cosas haría mejor la experiencia... Tora ¿Qué hago?... Kazu, ¡Ah! T-tora!, mgh~ Tora, sí...,Ah, así..."

Pensar en la chica de las tetas gordas me la estaba volviendo flácida, pero, cuando pensaba en mi mejor amigo estando sobre mi tocándomela como yo lo hacía, me prendía.

Aquella fue la primera vez que me masturbe pensando en Kazutora, hubiera deseado que fuera solo esa.

Tenía 17años, Kazutora dejo crecer su cabello tan hermoso, se había vuelto más fuerte y alto, su torso estaba más definido, estaba volviéndose un hombre.

"Ah, mierda... así~ay, ah, ah, así... Tora" Mi mano derecha subía y bajaba con intensidad, apretando con fuerza mi intimidad, mientras que con la izquierda me penetraba con 3 dedos que salían y entraban rápidamente.
Recuerdo mi respiración agitada, imaginaba a Kazutora teniéndome en cuatro mientras me masturbaba y me besaba la espalda. Eran fantasías que se repetían, quería ser el pasivo de Kazu, quería entregarme a él, quería que su cuerpo se adueñara del mío, quería montarlo y gritar con fuerza su nombre, quería que me marcara y dijera que solo era suyo, quería ser follado hasta llorar, quería ser su esclavo, quería que fuera mi maestro.

Ya eran las 10:27 am, estaba vestido pero colapsado en la cama de aquel hotel, no imaginé tener de golpe aquellos recuerdos tan vergonzosos.

Desayuné lo de siempre, un yogurt bajo en grasas y calorías, junto a 3 galletas integrales de arroz y queso blanco, no quería recibir alguna crítica de la empresa, seguía al pie de la letra el régimen alimentario que me otorgaron.