Aquellos ojos fríos la miraban atentamente, cuantas veces solo con verlos hasta que el tiempo decidio ayudarla a olvidar, aunque ahora la vida le daba este golpe. Con lentitud estiró sus manos pálidas hacia ellos, titubeó varias veces al terror que fueran un sueño y pánico porque fueran reales. Su padre término de acortar la distancia, sus manos eran más grandes e increíblemente ásperas. Trato de guardar cada característica de él, su madre también se acercó. No hubo un abrazó o un te extraño.
-Meridia te crió- escucho la voz de su madre y su tacto tocar su mejilla -Es hora de volver donde pertences- estiró su mano esperando a su hija.
Con lágrimas se vio de tres años llorando esperando en la ventana ver algún indicio, en la puerta esperando alguna carta o algo. Ahí estaban esperandola. Intento dar algunos pasos pero su razón la detuvo.
-No creo que sea lo correcto- limpio con torpeza su rastro de lágrimas -El director Dumbledore no aceptará que yo... -
Su madre levanto la otra mano en un gesto para que guardara silencio. Vio a su marido.
-Ven con nosotros, estarás de regreso, solo queremos que te sientas donde pertences-
"Donde perteneces"
Estaba nerviosa, volteo a ver el castillo esperando secretamente que saliera alguien y la detuvieran de esa absurda decisión que comenzaba a formular su mente. Al no haber nadie lo tomó como señal, se paró con firmeza esperando que la guiarán.Ambos adultos comenzaron a caminar un poco más adentro, al estar seguros que nadie los verían tomaron de los hombros a su hija. La sensación de que todo daba vueltas comenzo, al casi caer disimulo muy bien sus náuseas. Estaban en unos arbustos que daban la bienvenida a un gran patio con fuentes y estatuas. Estaba arrepintiendose de estar ahí, quería regresar con su tía o estar en el dormitorio de Slytherine.
Arzhel se adelantó hasta la pesada puerta de la mansión, adentro todo estaba oscuro, al dar algunos pasos las lámparas comenzaron a encenderse. Quedó asombrada de como algunos cuadros que pintó eran recuerdo de su hogar, algo la hizo ver hacia abajo y descubrió con vergüenza como su uniforme de Quidditch no quedaba con el lugar.
-Eras muy pequeña- susurro su madre viendola de arriba a abajo, sus mejillas comenzaron a volverse rojas. Un pop la hizo saltar brevemente, una criatura de ojos saltones y verdes le devolvían la mirada, llevaba un sucio saco como vestimenta.
-¡Amita!- no supo como reaccionar a la alegría de esa criatura -Nissa pensó que moriría antes de ver a la amita Rellish- sus ojitos comenzaron a llenarse de lágrimas que limpio bruscamente con su manos llenas de cortes -¡La amita no recuerda a Nissa, más ella si, siempre esperaba bajo la lluvia algún indicio-
Estaba asombrada, recordó de todo menos a este ser.
-¡Nissa calmate ya!- dijo la voz fuerte de Adhara -Lleva a Eris a su habitación, dale ropa decente- señalo una puerta que conducía al comedor -Estaremos esperándola para cenar- al escuchar eso observo por una ventana la oscuridad de afuera.
La elfina con mucha emoción se acercó a la chica, quería tomar su mano pero sería faltar al estatus de los sangre limpias. Tomó el pantalón del uniforme jalando con delicadeza, atravesaron muchos pasillos hasta llegar a la escalera que conducía al segundo piso. Eris notaba la emoción retenida de la elfina, vio su titubeo de querer tocarla.
Al llegar a su destino la elfina chasqueo sus dedos para encender las lámparas, pondría muy bonita a su amita.
-Espera- detuvo su intuición de caminar hasta el armarios. Vio a la peliblanca observarla, siempre vio ternura en esos ojos grises.-Tiene razón amita, Nissa primero debe prepararle un baño- sus orejas grandes bajaron por haber olvidado ese detalle. Se tomó su ropaje sucio, estaba muy emocionada de tenerla ahí mismo. Se encaminó para realizar la tarea.
ESTÁS LEYENDO
¡Algo mas sencillo que la vida!
RandomLo que mas la lastimo no fue el rechazo, las traiciones, ni siquiera el dolor. Fueron sus propias acciones, juro nunca ser un monstruo pero hasta el ser vivo mas vulnerable sabe cuando debe mostrar su garras para sobrevivir.