Haria lo que sea por ti

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La semana pasó más rápido de lo esperado, y antes de notarlo, ya era viernes. Mi día favorito, y no porque es el ultimo día de clases, tampoco porque finalmente somos libres y podemos salir a donde sea… sino, porque es el día de juegos con Kendall. Como casi siempre tenemos clases diferentes, cuando entramos al internado, acordamos que cada viernes nos juntaríamos en una de las habitaciones para jugar, ver películas, comer comida chatarra o lo que sea. Hoy, a Kendall se le antojaba jugar wii, así que fuimos a su cuarto.
“Que te parece un descanso? Ya me esta doliendo el cuerpo…”
“Aja? No será que no quieres perder? Y, seamos sinceros! Te estoy dando la verdadera paliza!”
“Babosa. Esta bien, lo admito, pero solo porque este es un juego de niñitas! No se ni como me convenciste” Resoplo, y se tiro en un sillón. Yo mire perpleja cada uno de sus movimientos, y es que no puede estar mejor… Con su pelo color miel desalineado y mojado de sudor, sus ojos verde olivo y sus mejillas color carmesí debido al ejercicio.
“Que me ves?” Pregunto. Yo me sonroje inmediatamente, fui atrapada. Rápido pensé en una excusa.
“Sudas como cerdo” me agache para buscar 1 botella de agua en el mini refrigerador. “Quieres?”
“Claro, lánzame una. Además, no te quejes, tu fuiste quien me pusiste a ‘sudar como cerdo’ con tus bailecitos afeminados” rio, y yo apropósito le tire la botella de agua golpeándolo en un costado. “au!”
“No son bailecitos afeminados, se llama Just Dance. Y si no vas a ir al gimnasio, como piensas perder los kilos que ganas comiendo tanta basura?” levante una funda gigante Doritos.
“Bueno, Bueno, ya! Creo que ya es suficiente, eres peor que mi madre” y no se porque, pero cuando me dijo esto se me quitaron todas las ganas de bromear. Tira la funda al piso otra vez y me eche en su cama, honestamente, molesta.
“Vamos AMELIA, fue una broma, no te molestes!” se paro y se sentó en la cama, poniendo una mano en mi pierna, cerca del pie.
“no estoy molesta.” Doble mi rodilla soltándome se su agarre.
“claro que si”
“que no!” 
“Ok, entonces, pruébalo.”
“No tengo porque probarte nada, y menos si es mentira.” y sonó mas rudo de lo que quería. Realmente estoy enojada! Y eso me cabrea mas porque cuando estoy enojada, las cosas mas idiotas se suman a mi enojo, y antes de darme cuenta, estaba casi echando fuego por las orejas.
“Pruébalo, dame un beso” y de repente, todo el enojo y la ira que sentía hace no mas que unos minutos, de desvanece y es reemplazada por nervios. Malditos sean!
“Un… beso?” Trate de sonar normal, pero mi voz sonaba mas como un chillido.
“Oh si, un beso. Vamos AMELIA, pruébame que no estas molesta conmigo” oh oh… que hago? Lo beso? Pero si lo hago, no se que podría sentir. Quedaría vulnerable ante el y su desamor! Porque estoy tratando de enterrar en lo mas profundo de mi ser mis sentimientos hacia el, y si lo beso, se que le contare lo que siento por el, y dudo que nuestra amistas sobreviva un rechazo mas.
“Yo…. Yo….” Ayúdenme!
“Hey, AMELIA! Solo bromeaba! De un momento a otro te pusiste pálida! Te pasa algo?”
“No, lo siento…” Uff, que alivio, gracias Dios mio.
“Juro que estos días tienes unos cambios de humor… a caso estas embarazada?” y si su intención era levantarme el animo, lo logro. Reí hasta que me dolió el vientre.
“oh si! Mis pantis me dejaron embarazada” Dije sarcástica, porque el sabia muy bien que todavía soy virgen.
“Que chistosa…” Me lanzo su mirada de Eso-no-tuvo-gracia y yo le saque la lengua.
“Oye, iras a la fiesta de Patricia?” Me pregunto luego de tomar un sorbo de su botella de agua.
“Tal vez, todavía no se. Y tu?”
“Si… y tu también iras.”
“y si no quiero?”
“Tienes que ir!”
“Quien ira? Porque quieres que vaya?” Cual es la insistencia?
“Bueno, pues. Sabes que Patricia y Roxanne son mejores amigas, verdad?” Suspire y asentí. Claro que lo sabia! Ellas no dejarían a nadie atrás, quien no esta enterado de eso es porque no sale de su cuarto. Aparte, Kendall nunca la deja fuera de nuestras conversaciones.
“Bueno, pues quería declarármele ahí. Decirle toda la verdad… lo que siento por ella” El recorrido de mi boca a mi garganta se seco y se me paro la respiración. Trágame tierra! 
“Amelia…” dijo moviendo una mano frente a mis ojos. Pero yo no podía hablar, oír, respirar, nada. Respire hondo y junte todo el valor que me quedaba.
“De acuerdo, pero que tengo yo que ver en eso?”
“Que te necesito ahí. Tu me das fuerzas, me das valor” Le doy valor? Casi me convence, pero mi subconsciente interrumpe mi análisis interno: tu no quieres darle valor! Tu lo que quieres es su amor! Y era verdad… yo le doy valor, para hacer exactamente lo que no quiero que haga.
“No lo se…”
“Vamos AMELIA, te necesito. No me falles!” 
“De acuerdo… te acompañare” cedí en un susurro. Arrepintiéndome de mis palabras en el mismo instante en que las decía.

El uno para el otro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora