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-¿Así está bien? ¿le gusta?- consultó con timidez.

-Estás haciéndolo muy bien, Hannie, sigue así.

El mayor finalmente movió su mano en busca de la entrada ajena, utilizando su corazón y anular para acariciar la zona y deleitándose silenciosamente por la forma en que los fluidos mojaban sus dedos con total facilidad, otorgando una lubricación natural que favorecía la dilatación enormemente.

-¿Estás listo?- no recibió ninguna respuesta verbal, más bien un asentimiento descuidado y una suave caricia en su pecho.

El alfa introdujo sin mayor dificultad ambos dedos en la necesitada entrada del menor, suspirando de forma sonora ante la caliente presión que sus paredes otorgaban, desatando sus ansias de golpe. La respuesta del menor fue una seguidilla de gemidos altos, que intentó callar al cubrirse la boca con ambas manos.

Sin ningún cuidado y una vez que el ardor se convirtió en placer comenzó a montar la mano ajena en movimientos cortos, finalmente comenzando a satisfacer su vergonzosa necesidad. Minho no pudo evitar sorprenderse ante la descarada actitud del omega.

Poco después y harto de la espera y el dolor creciente en su miembro, el mayor retiró su mano, recibiendo una queja en voz alta de Jisung, quien mostraba los ojos cristalizados ante el rejunte de placer acumulado. Una sonrisa adornó el rostro del alfa, que no podía evitar disfrutar de la escena. Llevó la mojada mano a la boca del más bajo, introduciendo los dedos allí esta vez. Dejó que Jisung se distrajera con eso mientras alineaba su pene en su entrada. Y sin advertirle esta vez, utilizó su mano libre para empujar su cadera hacia abajo, ingresando por completo en la primer estocada.

Alfa de la manada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora