capítulo 20.

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Esa noche después de la fiesta. Mis padres se quedaron en el hotel, mientras que el pelinegro y yo, fuimos a su casa en la gran limusina.

En la cual la pasamos juntos todo el tiempo.

Bill se encontraba sentado en mi regazo mientras que yo cubría su vientre con mis brazos.

— Me alegra volver contigo, Tomi, no sabes cómo te extrañé —

— A mi también me alegra mucho — respondí mientras le daba un beso en su mejilla. — ¿ sabes qué ? — pregunté en un susurro.

— ¿ Qué cosa — respondió en otro susurró.

— Esta noche, quiero disfrutar contigo, como antes lo hacíamos, ¿ recuerdas ? — dije mientras le mordía delicadamente el lóbulo de la oreja.

— Oh, Tomi, lo recuerdo, te quiero sentir cómo antes — dijo entre jadeos mientras acariciaba mi pecho.

— Pero,  no podrás usar tu encanto para hechizarme y engañarme nuevamente, Billy — pregunté en una voz bastante sexy.

— ¿ Crees que soy sexy ? — preguntó con una ceja alzada.

— Oh, joder, sí, lo eres, eres sexy de pies a cabeza — dije mientras me lamía el piercing del labio.

— Pues, ¿ te gustaría que esta noche te demuestre lo más sexy que puedo ser ? — preguntó mientras se sentaba en mi entrepierna, haciendo contacto con nuestros miembros.

— ¿ Solo una noche ?

— pero la disfrutarás mucho— dijo comenzando a frotarse suavemente contra mi entrepierna, haciéndome gemir.

—  No lo creo, nadie puede hacérmelo disfrutar tanto —

— Verás cómo lo disfrutarás, haré que te corras —

— Pruébalo —

En ese momento, la limosina se detuvo, ya habíamos llegado.

Dejamos nuestro excitante show y salimos del auto, el cual se fue al momento en que salimos.

Saqué las llaves de la puerta, pero en ese momento, una suave mano cubrió la mía mientras jugaba a quitarme las llaves — Oh Bill — gemí.

— Dámelas, yo abro la puerta, es mi casa —

— Cierto, tómalas — dije mientras le pasaba las llaves .

Me estaba excitando, con solo movimientos, Bill lograba ponerme erecto poco a poco, eso no podía pasar, no está noche, tenía que demostrarle que no puede contra mi.

Joder pero era muy bueno, no lograré contenerme más.

— ¿ Qué se te viene por esa cabecita ? — preguntó con una voz bastante sexy mientras habría la puerta

— Nada, solo te miraba.

— Sí, claro — dijo sarcásticamente.

Decidí no contestar, abrió la puerta y me dio paso a entrar.

Entré como si nada,  pero en ese momento escuché la puerta cerrarse con llave y sentí que alguien me empujaba hasta que caí en el sofá.

Abrí a los ojos. — Bill, ¿ qué haces... ? — no logré terminar con la frase, porque fui detenido con los labios más dulces, suaves y sexys que conocía.

— Lo vas a disfrutar Tomi, vas a ver que lo harás —

— ¿ No ? — dijo mientras se sacaba la camisa en movimientos sexys tocando su propio cuerpo entre jadeos.

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