"Flor de la Muerte" (William Afton x T/N)

Capitulo 2

Despertaba unos minutos antes de que el maldito sonido del despertador perturbara mi madrugada, apagaba dicho aparato y me levantaba para ir a la universidad felicitándome de paso por levantar mi cuerpo. Desayune pizza de ayer, lo más seguro es que será mi comida para el almuerzo y cena de hoy. Bueno comer saludable no es tanto lo mío, por lo menos tengo un metabolismo agradecido.

Al llegar a la universidad diviso desde lejos a Melany, una chica de estatura promedio, cabello acolochado y de color negro, su tono de piel es bastante claro, tiene rasgos definidos, ojos miel muy lindos y un cuerpo bastante trabajado.

—¡Hola ____! ¡¿cómo estás?! -Saludaba con un tono de voz lo suficientemente fuerte como para que pudiera escucharla. Es una chica bastante extrovertida y amable. Es alguien de confianza por eso la tolero. Sonará cruel, pero es la verdad.

—Hola Melany –Saludo cortésmente, con mi tono apagado y cansado como de costumbre —¿Sabes que no tienes que gritar?, te vi desde que entre.

—¿Hasta cuándo la señorita 'odio al mundo' sonará alegre una mañana? -Me reprochaba como de costumbre que fuera alguien apagada, aunque para mí es ser alguien tranquila.

—Supongo que sería hasta cuando ya no odie el mundo. -Le sonreía burlona.

—Ja que graciosa. En fin ¿te enteraste de la pelea que hubo ayer en el salón de química? -Si otra de las razones por la que la aprecio es porque me da detalles muy buenos y concretos de lo que ocurre.

—No, ¿por? -Sonaba el timbre de las clases.

—Bien te lo cuento luego de clases. -Me sonría mientras se retiraba a su clase de derecho.

Camine por los pasillos para entrar a mi salón de clases, normalmente me sentaba en medio de las filas a un extremo de todo para poder observar a los demás. Mis clases son algo entretenidas y otras son totalmente aburridas que hasta inclusive me hacen preguntar el porqué de las cosas. Si hasta ese extremo puedo llegar por lo aburrido que puede ser. Mi carrera es ingeniería en sistemas, me llamo bastante la atención y las matemáticas se me dan muy bien. Esas fueron las principales razones de mi elección.

Ahora mismo estaba sentada escribiendo anotaciones de la tarea que debía entregar pasado mañana. Si lo más probable es que la termine haciendo un día antes... el punto es que la haré, así que no me preocuparé por ahora.

En la última clase antes del descanso para el almuerzo mi aburrimiento y mi desesperación me estaba ganando. El profesor de filosofía no es alguien que anime las clases y su voz, ¡tiene una voz para dormir bebes!, habla tan bajo que apenas y se le escucha, pero si alguien comenta algo respecto a que no se le oye nos alega con que somos irresponsables, que debemos de prestar atención y no estar jugando o distrayéndonos. Todo un dolor de cabeza escuchar o bueno, mejor dicho, tratar de escuchar su sermoneada.

En esta clase estaba en mi libreta dibujando garabatos, viendo por la ventana, juzgando a mis compañeros por su forma de vestir, jugando con mis lapiceros. De todo menos prestando atención, los minutos se sienten eternos y otra vez vuelve a mi esa sensación de querer desaparecer de acá, como si hubiese otro lugar mejor que este. El aburrimiento le da la oportunidad a mi mente de fabricar todo tipo de ideas, como ahora, que imagino como moriríamos todos en este salón si hubiese un terremoto y el techo se cae. Exacto, puras estupideces.

El tiempo no pasa y me aburro más, de pronto así porque sí viene a mi mente aquel sujeto de ojos plata. No sé su nombre, tampoco es como que quiera saberlo o bueno tal vez sí, el punto es que el encuentro que tuve con él me dejó intrigada de cierta manera. Me gustaría saber que secretos oculta esas ojeras abajo de sus ojos, la causante de su falta de sueño. Varias preguntas vienen a mi mente. - "¿y si lo visito otra vez?, me gustaría discutir de nuevo. Podría..." -Durante el resto de la clase me la pasé pensando en varias suposiciones sobre él.