Quizá la princesa de los vampiros habría logrado escabullirse de su padre y demás miembros de la familia real durante la batalla contra los siete pecados capitales en el reino de Edinburgh, pero no de la agotada mirada del oso de la pereza quien des...
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Necrópolis.
Durante días King había estado deambulando por la ciudad de los muertos en búsqueda de su hermana, todo para encontrar al supuesto asesino y que este hiciera que Elaine se mostrara, algo que él nunca pudo, recibiendo las palabras más frías de ella.
Poco después al tener que batallar contra una caballero sacro decidió lucirse para la mujer de quien estaba enamorado, solo para encontrar que seguía enamorada de su capitán, un hombre rubio de estatura baja y ojos verdes.
Se envolvió en la travesía de recuperar el tesoro sagrado de Diana, en un momento determinado su compañero de cabello celeste y ojos carmesí se había detenido a analizarlo. Ella le hizo insinuaciones sexuales a su capitán, Meliodas, incluso hizo que la cargara en sus brazos, King se mostró incómodo, pero nada más allá de eso, lo cual se le hizo curioso.
Los pecados siempre habían estigmatizado a King como alguien bastante explosivo y celoso respecto a Diana, en pocas palabras, alguien que no disimula en absoluto. Pero desde que él había regresado con ellos notó que se veía más controlado o menos expresivo respecto al tema.
En un principio se pensó que era madurez, pero no fue hasta aquel día que celebraron reencontrarse con Gowther su otro compañero quien los hizo ver la situación desde una perspectiva diferente.
Se encontraban bebiendo, Gowther con su habilidad de leer mentes revelaba los secretos de sus compañeros, y justo con King...
—¡Oye ya basta, deja de revelar secretos, que afán! —Reclamó King irritado al sentir un rayito violeta atravesar su cuello.
—Si Gowther, todos queremos esconder la culpa de algún modo, ¿verdad? —Apoyó Meliodas.
—Así es... Espera, ¡yo no tengo culpa de nada! —El rubio rió con su reacción.
—Hablando de la batalla en Edinburgh, no todos los vampiros fueron asesinados. —Comentó Gowther causando miradas confusas en sus compañeros.
—¿Eh? ¿por qué lo dices? —Preguntó Meliodas, por un momento pensó que se referiría a él.
—Mis pensamientos son algo confusos, pero dejaste ir a uno, King, ¿fue por la debilidad que te causó Ban con arrebato y decidiste no luchar? no... no fue eso... —Hablaba mientras limpiaba sus lentes con el ceño fruncido.
Todos voltearon a ver a King ligeramente sorprendidos, este nuevamente se mostró irritado.
—¿Es en serio King? —Cuestionó Ban burlón.
—¡Si lo hice fue por tu culpa! ¡me robaste mi poder! —Se defendió.
—No me imagino cuantas muertes habrá causado por ahí libre. —Comentó Diana con angustia.
—No, por lo que puedo ver ella es buena persona. —Respondió Gowther.
—¿Ella? ¿entonces era una vampiresa? —Preguntó Hawk curioso.
