Lo primero que vislumbra al abrir los ojos es un techo mortalmente blanco, con luces que dañan sus sensibles ojos y lo obligan a cerrarlos de nuevo. Su cuerpo arde, como si rocas hubieran caído encima de él y, mientras su mano toca su frente, deja escapar un leve gemido de dolor.
No recuerda mucho de la noche anterior, pero sabía que no había ocurrido mucho para que tuviera este dolor en su cuerpo, emanando de todas partes, sin dar señal de detenerse en algún momento. La sensación ardiente en cada extremidad es insoportable. Su mandíbula, tensa ante todo el dolor, presiona sus dientes unos contra otros. Se lamenta en su interior "¿Dónde está Binghe?" Si estuviera aquí, ya se encontraría a su lado colmandolo de preguntas sobre su estado y habría volado al pico Qian Cao demandando al propio Mu Qingfan para examinarlo.
Pensar en su marido provocaba que el dolor en su cuerpo se alivianara, como una brisa fresca que no hacía más que relajarlo e incluso suspiró con gracia, mientras su estómago cosquillea de alegría; para su infortunio, esa calma no duró mucho, ya que pronto su mente está de nuevo concentrada en su insistente dolor. Martilla constantemente en un ritmo esporádico pero potente, que cala sus huesos de forma insoportable y afecta cada nervio de sus extremidades.
Alza su brazo para que responda a su comando; con esfuerzo, su mano acomoda el cabello que picaba su frente, notando una rara sensación: su cabello se siente corto e irregular, tira a lo descuidado, no largo y sedoso como debería ser, producto del cuidado diario tanto de él, como de Luo Binghe.
Abre sus ojos nuevamente con lentitud, bloquea la luz con su mano,
tratan de adaptarse a la presencia después de haberse desacostumbrado. Antes, su percepción está envuelta en una neblina de confusión, comparándose a la sensación de haber despertado tras un largo letargo. Ahora, cuando observa con atención la habitación que lo rodea, la bruma que había nublado su consciencia se dispersa, a la par que siente como una tonelada de hierro desciende por sus intestinos, asentándose con profunda incomodidad y terror.
Observa con incredulidad el lugar que lucía, no, era una habitación de hospital, una ventana por la que se veía el cielo a su lado izquierdo al fondo, un armario de su lado derecho que probablemente se encontraba vacío, y lo que le dejó un mal sabor de boca fue ver aquellos aparatos que ya conocía bien, aparte de unas adiciones que solo en alguna ocasión vio pero jamás utilizó, hasta ahora. El pitido rítmico que se sincronizaba con los latidos de su corazón era de los sonidos más particulares y fáciles de distinguir; sin embargo, era risible que hasta apenas ahora se dio cuenta de ello.
Shen Yuan traga saliva de manera lenta y ansiosa, una sensación dolorosa en su garganta. Sale de su estupor mientras observa la habitación: de lado derecho, al fondo, hay una ventana por la que se ve el cielo; de su lado izquierdo, un armario con una puerta de madera color café suave, que daba la sensación de encontrarse vacía.
A sus costados, situados estratégicamente, se encontraban distintos aparatos médicos de los que salían cables que se entrelazan con su figura. Ver los aparatos hace que su corazón se contraiga con disgusto y rechazo ante la familiaridad. El pitido rítmico que se sincronizaba con los latidos de su corazón hacía eco en su cabeza, era un sonido particular, fácil de distinguir, molesto y conocido; sin embargo, fue su mismo dolor lo que le impidió notar algo más allá de ello, por lo menos, hasta ahora.
Se incorpora con cuidado en la cama, su vista se fija en sí mismo. Tenía un vago sentimiento, nacido de su interior, que le gritaba que aquel cuerpo frente a sus ojos no era más suyo; sin embargo, la parte coherente le decía que, efectivamente, era suyo: la fragilidad enfermiza que proyectaba este cuerpo era totalmente opuesta a la firme salud que recordaba poseer de Shen Qingqiu.
Nuevamente toca su pelo y extraña la sensación a la que estaba acostumbrado; sedoso y largo, un profundo color negro que se comparaba con la tinta, sin ningún nudo a pesar de la longitud, que se movía con gracia a la par de sus movimientos.
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Regresar Y Enmendar
FanfictionImagina una familia, que a pesar de sus diferencias, mantuvo un frágil equilibrio entre ellos. Las cosas nunca fueron perfectas pero tampoco terribles. Imagina esta familia, agrietandose poco a poco bajo la presión de problemas fuera de su control...