Confesiones (editando)

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Su respiración era rápida, su sien palpitaba fuertemente cuando llegó y recibió la llamada esperada. Sana le había recomendado llamar a la policía, pero Mina no pensaba en eso.

Mina quería ser ella misma quien se enfretara a él y golpearlo hasta matarlo con sus propias manos, y si llamaba a la policía su objetivo no iba a ser logrado.

-No fue fácil, pero pude rastrearlos. Están a unas dos horas de Aquí.

-Voy para allá.

Mina sabía que lo más importante era mantener la seguridad de Nayeon, pero estaba siendo guiada por la rabia y más aún cuando Jeongyeon le había informado que iba hacia donde se encontraba.

Estaba casi amaneciendo y estaba muy segura que aún estaba alli.

Bajó del auto; la rabia y furia siendo evidentes cuando bajó. Poco le importó la persona que intentó detenerla en la entrada de la casa mostrando una sonrisa coqueta que a Mina le valió un carajo.

El aura que desprendía y la expresión fría en su rostro daba una clara idea de que no debían acercarse o provocarla, pero simplemente ignoró ese hecho.

Había intentado ver a Mina días atras e incluso sorprenderla en su habitación como antes, pero era echada a patadas cuando ponía un pie adentro.

Este era su segundo intento por atraparla en la madrugada, pero su suerte iba a ser peor a las anteriores.

-Mina

-Muevete -advirtió cuando obstaculizaron su camino, pero ella solo intentó besarla a la fuerza- ¡No me toques! -la empujó.

Con facilidad desprendió a la chica y la hizo a un lado para entrar. Las luces estaban encendidas, pero no habia rastro de que alguien estuviese despierto.

La furia aumentaba cada paso que daba a la cocina, y la rabia también. Jamás había sentido odio hacia ella aún cuando hacia cosas impensables para impedir que su orientación sexual fuese libre, pero esto era imperdonable.

-¡Madre! -vociferó cuando en la cocina no había nadie. Dió zancadas hacia la habitación cuando subía, pero siendo su padre que estaba bajando con su traje. Lo ignoró.

LO menos que quería era que el poco tiempo fuese gastado en cosas que no valían.

era una cosa entre su madre y ella.

-¡Madre!

-Mina ¿Por qué gritas así? -dijo el hombre cuando seguía a Mina. Cualquiera podía notar el aura oscura que llevaba a una distancia considerable- ¡Mina!

Los gritos del hombre eran ignorados cuando le dio una patada a la puerta para más rapidez y más aún cuando la persona buscada estaba a punto de salir por donde la rubia habia entrado.

-Creiste que no lo sabría... -Mina mostró una sonrisa torcida, zafándose del agarre de su padre y en una zancada ya estaba frente a la mujer, dándole una bofetada que sintió no ser suficiente para liberar un poco del aura que cargaba.

-¡Mina! ¿Que te pasa?

-¡Que es una perra, eso pasa! ¡No mereces ser mi maldita madre! -bramó al borde de las lagrimas, haciendo lo posible por darle otro golpe a su madre, pero el hombre se lo impedía- ¡Suéltame, padre!

No sentía ningún tipo de respeto, no sentía arrepentimiento por golpear a la persona que estaba más allá cubriendo su mejilla con una expresión confusa, encendiendo más la mecha de enojo en Mina.

-Hija... ¿Que te pasa? ¿Que te dijo Nayeon? -refutó como se le culpará de algo incorrecto.

Y que pronunciará su nombre aceleraba la adrenalina, por lo que se soltó de los brazos del hombre para golpearla. Pero, la agilidad de su padre fue más y la agarró por la cintura.

Indebido | MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora