Ally y Steve caminan de regreso por el bosque de abedul luego de hacer convenios de comercio con algunos pueblos.
-A qué te refieres con que no te gusta el mar, Steve? -pregunta Ally indignado.
-No es que no me guste -responde él mientras continúan atravesando el bosque-. Tengo una rencilla con el mar últimamente.
-Rencilla? Creo que exageras.
-En serio? Ok. Recapitulemos mis últimas cinco visitas al mar, en este mes -levanta los cinco dedos de la mano y los toca con el índice de la otra uno por uno-. Unos bloques de magma casi hacen que me ahogue, el fantasma de un guardián anciano me dio un susto de muerte, un grupo de guardianes me persiguió como por media hora y no tenía bote porque este se rompió, un ahogado me lanzó un tridente cuando recogía caña de azúcar y otro me tocó la pierna cuando me bañaba en el lago cerca a la casa.
-Has tenido mala suerte con los ahogados últimamente. Lo admito -concuerda-. Pero lo otro fue cuando quisiste saquear un monumento oceánico. Yo te hablo de ir a uno de paseo.
-A un monumento oceánico?
-Sí! Cerca de Costabrillante hay un monumento antiguo -explica emocionado-. El guardián anciano murió hace varias décadas y los más jóvenes se han ido hace unos años.
-Mmm -el de cabello negro lo piensa-. No lo sé.
-Vamos Steve -se aferra a su brazo-. Me ha ido bastante bien estos meses y quiero invitarte a algún lugar. ¿Sííí?
-Mmm. Está bien -responde luego de ver la emoción con que se lo pide Ally-. Pero tendré que dejar un par de cosas en orden antes de...
-Camile! -grita Ally interrumpiéndole-. ¡Camile! -el joven de ojos lilas llama a alguien que pasa cerca a ellos. Un vendedor ambulante que camina con sus llamas. El vendedor voltea a ver a quien le llama y le reconoce.
-Ally? Ally! -el joven se acerca rápidamente, tirando de sus llamas. Cuando llega, le da un fuerte abrazo-. Casi no te reconocí por el cabello. Desde cuándo lo tienes negro?
-Lo teñí hace pocos días -le explica-. Qué bueno verte Cam. Ven -tira de él hasta llegar donde el otro joven-. Te presento a Steve, mi pareja -los dos se saludan.
Steve lo examina y nota que se parece mucho a Ally. Rasgos delicados, cintura bastante pequeña para ser un varón, ojos grandes y caderas prominentes que resaltan lo delgado de su cuerpo. Las diferencias están en la piel, los ojos y el cabello. La piel de Camile es blanca como la leche, los ojos verdes como esmeraldas y el cabello es de color plateado. Además, es al menos quince centímetros más bajo.
-Qué hacen por aquí? -pregunta Camile.
-Regresamos de vender la mercancía en el pueblo de allá y de hacer unos tratos -contesta Steve.
-Oh. Yo justo me dirijo allí. Habrán dejado algo para mí, ¿verdad? -dice Camile en son de broma. La pareja se mira por unos segundos. Nota algo raro-. ¿Verdad?
-Mmm. Ya se está haciendo de noche -afirma Ally-. ¿Qué tal si acampas con nosotros y te invitamos la cena? Tenemos una deliciosa carne de conejo.
El joven acepta y caminan juntos hasta encontrar un buen lugar en medio de varios troncos caídos que hacen de barrera. La pareja arma su tienda frente a la suya y comen alrededor de la fogata.
-Agotaron las esmeraldas del pueblo?! Cómo así? -se sorprende Camile. Steve le da una explicación parecida a la que le dio a Ally varios meses atrás-. No puedo creerlo.
-Yo tampoco la primera vez que le conocí -comenta el de cabello teñido.
-Ay. Bueno. Supongo que tendré que vender mis cosas en otro lado -se lamenta.
-Estas semanas hemos estado por los pueblos del este, así que tendrás mejor suerte si vas hacia el otro lado.
-Gracias Ally -aún estaba con el humor bajo. El de ojos pardos piensa en una forma de animarle ya que es amigo de su pareja.
-Ya sé. Es probable que no aceptes esmeraldas como disculpa -dice Steve-. Pero puedo pagarte por un servicio.
-Steve! -Ally le da un ligero golpe en el brazo.
-No es lo que piensas -el joven de cabello negro saca un pequeño saco de la bolsa que tiene al lado- Hace un rato dijiste que te especializas en la venta de joyas. Te pagaré por evaluar estos diamantes.
-A ver -Camile extiende la mano y el joven le entrega el pequeño saco. El joven saca de su bolsillo un pequeño dispositivo que usa como lupa y extrae un diamante del saco-. Umm, este tiene buen color, pero presenta fracturas -se los señala-. Aquí y aquí. Eso le resta valor -saca otro-. Este se ve mejor, más grande y sin fracturas. Le daría un ocho, pero los cristales son muy irregulares.
Camile continúa así por un rato. Descalificando o alabando los hallazgos de Steve. Se toma muy en serio su trabajo. Ya se estaban acabando los diamantes cuando encuentra uno que llama su atención.
-A ver este. Guau! -se sorprende-. Este es, no diré perfecto, pero se acerca. La forma, el tamaño, el color, todo -levanta la cabeza-. Dónde lo encontraste?
-En una cueva profunda -voltea hacia el costado-. De hecho ese diamante lo descubriste tú, Ally, cuando me acompañaste.
-En serio? -voltea a ver a su amigo-. Cuánto crees que valga, Camile?
-Mmm. Por uno de este calibre -lo ojea por varios lados-. Diría que unas quince esmeraldas fácilmente o incluso veinte en las grandes ciudades -le devuelve el saco a Steve-. Allí en lugar de fabricar herramientas u espadas con ellos, los usan para hacer anillos de compromiso. Así que estos de aquí se valoran aún más.
-Creo que ya tenemos un nuevo destino luego de hacer el viaje, Ally -afirma Steve. El de cabello plateado mira detenidamente como juguetean.
-Hace cuánto están saliendo? -pregunta el joven de piel blanca.
-Mmm. Saliendo cómo tal? -responde el de cabello negro-. Seis o cinco meses y medio.
-Sí, seis meses si cuentas las dos primeras semanas -se divierte Ally.
Luego de una hora, todos se van a dormir a sus respectivas tiendas. La de Ally es suficientemente grande para entrar con Steve e incluso con Camile incluido. La pareja se despide de este último. Después de una hora y media, unos sonidos en la tienda de al costado despiertan al joven de cabello plateado.
Se despereza y arrastra fuera de su tienda. Con cuidado abre la tienda de la joven pareja poco a poco, lo suficiente para ver dentro. Ve a Steve sentado con la cabeza inclinada hacia atrás y los ojos cerrados. Su mano está estirada. La sigue hasta el final donde encuentra la cabeza de su amigo, el primer joven lo sostiene de la parte de arriba de la cabellera.
El joven mueve lentamente la cabeza con la lengua hacia afuera. Esta se mueve en varias direcciones alrededor de un objeto de forma tubular. Lo observa mejor. Es el pene de Steve, piensa para sí mismo.
Se tapa la boca para no sorprenderlos. Regresa la mirada al interior de la tienda. Ahora, el joven de ojos lilas le da suaves besos al miembro del chico que acaba de conocer hace unas horas. Mira la escena con asombro. Su amigo está ensimismado en complacer a su pareja al parecer, pues lo besa y lame con ansias sin importar lo que pasa alrededor, como si quisiera devorarlo. De pronto, ve como Ally lame los testículos y desliza la lengua hasta la punta, mirando fijamente a Steve cuando lo hace para luego meterlo dentro de su boca.
Su amigo empieza hacer movimientos verticales y lentos, bajando solo hasta la mitad de lo que ya confirmó que es el miembro de Steve. El de cabello plateado, por su parte, al contemplar como este entra y sale de la boca de su amigo comienza a calentarse. Desciende una mano hasta su entrepierna y comienza a sobarse a través de la tela.
ESTÁS LEYENDO
El vendedor ambulante (inspirado en el mundo de minecraft)
Fiksi PenggemarUn vendedor ambulante con aspecto femenino, regresa de dos visitas decepcionantes a pueblos cercanos donde no pudo vender su mercancía. En el camino se encuentra con la casa de Steve, un joven de su edad que aparentemente tiene de todo, e intenta ve...