Una taza de té muy cara | Parte II |

Señal

La habitación parecía haber conservado el frío, extraño con Frost fuera de rango. Cypher podía sentir frío, uno más psicológico que físico, producido tal vez por una mirada de su jefe que parecía juzgarlo. Agradecía desde lo más profundo de su consciencia llevar esa máscara que ocultaba toda emoción que pudiese ser usada en su contra. En cierta manera, con ella puesta se sentía más protegido y aun con esa protección que lo envolvía, el frío silencio de la habitación le hizo impacientarse y mover su pie de forma inquieta, algo que si bien había ocultado durante años en sus trabajos más peligrosos antes de conocer Valorant, ahora había dejado salir a la luz. Estaba perdiendo facultades, volviéndose más humano, capaz de cometer más errores.

Omen dio un paso adelante, consciente de la inquietud de su pareja, interponiéndose de alguna manera entre el controlador y su centinela. "¿Qué necesitas...?" anunció el espectro, cruzando sus brazos en una señal de fortaleza, movimientos que usaba de forma involuntaria en aquellas situaciones más tensas o que consideraba difíciles. Desde que el veterano les había pedido quedarse los últimos, supo el tema de la conversación que aún no estaban teniendo. Frost había dado a entender que Cypher y él estaban saliendo. Sage lo sabía, fue la primera en saberlo dado que fue su confidente, en cuanto a Kayo y Sova, supuso que no les importaba. Las relaciones en Valorant ya no eran más un secreto, pero debían estar reguladas.

"¿Algo que contarme? Prefiero oírlo de vosotros antes de enterarme por alguien más" dijo el mayor, cruzando sus brazos de la misma forma, con aquella compostura firme que caracterizaba al veterano y que lo hacía parecer inamovible.

Cypher dio aquel paso hacia adelante que debió haber hecho antes, quedando al lado de Omen, codo con codo. "¿Sobre qué? ¿Lo que dijo Kozlov? Sus palabras no mentían, si es eso lo que querías saber..." dijo con un tono de indiferencia. Si le daba más importancia de la que realmente tenía, la conversación seguramente tomaría otro camino mucho menos agradable. No había nada malo en su relación, pero Valorant tenía normas, aunque estas estaban cambiando poco a poco.

Brimstone los miró fijamente, como si pensara bien sus palabras. Había aprendido a no dejarse llevar por sus emociones que suficientes discusiones ya habían provocado. Una mente abierta, fría y analítica le sería más útil que una cansada, estresada o enfadada. "Sabéis mejor que nadie las políticas de esta base. Hay normas chicos... ¿Cuándo pensabais decírmelo?" preguntó, ocultando un tono dolido. Se había dado cuenta que siempre era el último en enterarse de todo en su propia base. La relación de Killjoy y Raze, la escapada de Jett la noche de Halloween, el problema de Gekko con su primera víctima e incluso ahora empezaba a sospechar de la relación de Frost y Sova. Todos y cada uno de sus agentes le ocultaban cosas. Podría ser estricto pero jamás se había considerado un tirano.

"No sabía que debíamos contarte todo sobre nuestra vida personal, Brimm..." se defendió Cypher. Si bien Valorant era lo más similar a una familia, nunca se habían caracterizado por saber al cien por cien los unos de los otros. Tenían su privacidad y también sus secretos. Nadie, absolutamente nadie, era un libro abierto, parecían más bien diarios bajo llave que de vez en cuando se abrían.

"Esa no es la cuestión Cypher... Necesito saber de las relaciones en mi equipo para organizar los objetivos ¡No puedo enviaros a los dos sabiendo que vuestras emociones podrían poner en riesgo la misión!" el veterano elevó la voz, no pudo no hacerlo. En el corto periodo de tiempo en el que se había enterado de la nueva relación en Valorant, se había imaginado el peor de los escenarios, una baja. Killjoy y Raze habían recibido una charla al respecto mucho más extensa dada su corta edad en comparación. Las dos agentes habían recibido pautas a seguir en el campo e incluso en muchas de las incursiones, se les había separado.