𝗥𝗢𝐒𝐄 𝗜𝐍 𝗛𝗢𝗚𝐖𝗔𝗥𝗧𝐒, Harry Potter [1]

4. Hogwarts

capitulo cuatro

FINALMENTE MINUTOS antes de que el tren se dtuviera el tren en la estación que Zoe le dijo que se llama hogsmeade. Habían estado hablando tanto tiempo que ahora tenían que cambiarse lo más rapido posible, menos Hermione que ya se habia cambiada mientras Rose y Zoe seguían en el tren cambiándose.

—¡Las medias están al revés, Ro! —exclamó Zoe mientras se ponía su túnica torpemente

Rose se asomó por la puerta del vagón

—¡Zoe no hay nadie en el tren todos se fueron nos dejarán atrás!

—¡Vamos a tener que cruzar el lago negro nadando! —grito Zoe histéricamente

—¡Yo no sé nadar!

—¡Yo menos!

Salieron torpemente del tren. Rose salió acomodarse las medias y las dos niñas vieron a lo lejos como otros de primer año a punto de subir a unos botes. Corrieron hasta el lugar.

—¡No más de cuatro personas por bote! —le escucharon decir a un hombre alto y robusto, con cabello negro y enmarañado.

—Mira ahí está Hermione, tu ve con ella y yo me iré a ese bote. Nos vemos después —dijo y le dió un beso en la mejilla y se apresuró en irse al bote. Rose vio a Hermione haciéndole señas en un bote con dos niños que miraban con atención el castillo de Hogwarts que Rose se quedó sorprendida del gran castillo, se veía mágico, tenía sentido.

—¡Rosi!— exclamó Hermione cuando Rose subió al bote. Vio a otros dos niños de espaldas en el bote.

El lago era tan liso como el vidrio. Todos estaban en silencio, contemplando el gran castillo sobre sus cabezas. Se elevaba ante ellos, mientras se acercaban cada vez más al risco en dónde estaba.

Rose con ganas de ver más de cerca el castillo se asomó a los costados del bote donde estaban los dos niños. Quedó tremendamente embobada que se fue haciendo más cerca del borde del bote, no supo cómo perdió el equilibrio y sus manos se resbalaron del borde, sintió un pequeño susto en el pecho cuando sintió que tomaban del cuello de su túnica y la empujaba bruscamente hacia atrás moviendo el bote y golpeando un poco a Rose.

—¡Idiota!— maldijo Rose

—Creo que se dice gracias— dijo el niño. Era el chico de la estación

—Lo siento, fue el golpe, y gracias— agradeció

—¿Estás bien?— le pregunto un chico pecoso y pelirrojo.

—Creo, no me ahogué—

—¿Cual es tu nombre?— pregunto el azabache

—Que aburrido presentarse, pero es Rose, y el de ustedes—