33° Parte del pasado

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Edelian

Karamürsel, Turquía.

10:00 pm.

Dos días llenos de angustia y preocupación. Las atenciones que conlleva el estado de Lianys es muy exigente y agotador, por supuesto que tengo ayuda médica junto a terapeutas que la apoyan estimulando su sistema muscular para que sienta aunque sea un tipo de cosquilleos en los brazos y piernas. Por lo menos ya dice pequeñas oraciones, aunque les cuesta.

Han dado la orden de buscarla ya que la dieron como desaparecida y por los momentos no soy sospechoso porque luego de que la dejara aquí en buenas manos, regresé a Moscú para contratar a un equipo de limpieza para que dejaran todo el penthouse impecable, el único que sabe del verdadero paradero de la Koroleva es su guardaespaldas Dani y porque insistió mucho llamándome de un número desconocido y móvil desechable.

Tengo entendido que Kaem está internado en el hospital de su madre ya que fue gravemente herido de una puñalada y ahí caí en cuenta el porqué había tanta sangre sobre y alrededor de Lianys.

Tuve que irlo a ver en el hospital ya que todos los representantes de la organización asistieron con su presencia siendo Helen Makris la primera y llorar a mares cuando supo que estaba en terapia intensiva. El condenado tiene tanta suerte que salió bien de la cirugía pero no recuerda qué conlleva a que llegara a esa situación. Cumplí como Sottocapo de la mafia alemana de ir pero así como disimulé con Akem de que estaba preocupado, por la misma vine nuevamente a Turquía para estar al lado de mein engel. Cuando llegué, Lianys estaba sentada en la silla de ruedas contemplando el hermoso anochecer y como la luna se escondía apenada a través de las nubes y escuchando romper las olas del mar. Ella escuchó mis pasos al acercarme e hizo una mueca parecida a una sonrisa, arrastré una silla y la ubiqué a su lado sentándome haciéndonos compañía los dos en absoluto silencio pero con una tranquilidad increíble hasta que su pregunta hizo que me diera una patada en el hígado.

— Él... mmm... él. — no logra terminar la oración.

— Él está bien, Lianys. — respondo seco — Lamentablemente no lo mataste, ese imbécil tiene más vida que un gato.

— Edelian...

— ¿Si?

— Gra... Gracias.

Suspiro y cierro los ojos.

— No tienes nada que agradecer, chiquita. Con tal que tú estés sana y salva junto a tus hijos me llena por completo. — digo la verdad, lo que siento — Kaem no sabe cómo ni cuando le hicieron esa herida y cuando preguntó por ti todos te buscaron en su propiedad pero por supuesto no te encontraron, así que te dieron como desaparecida y culpan a la OEFAM.

No dice nada, se queda completamente callada.

— No te preocupes ¿vale? Te protegeré siempre y haré todo lo posible para que te recuperes rápido.

Unas cuantas lágrimas salen de sus ojos pero argumenta palabra.

Con la yema de mi pulgar quito el rastro que la humedad hizo por sus mejillas y le proporciono un beso en la frente.

La brisa comenzó a ponerse más y más fría, por ende, me puse de pie y me lleve a Lianys hasta el interior de la pequeña pero cómoda casa a lo lejos de un pueblo poco concurrido. Pasé mi infancia aquí con mi abuela y ahora vuelvo a este lugar junto a la mujer que amo sintiendo calor en mi pecho. Nos situamos enfrente de la chimenea para apreciar el calor que el fuego nos otorga, pasamos minutos, creo que hasta horas así sin decir ni media palabra hasta que miro el reloj de mi muñeca y me percato que faltan diez para la una de la madrugada.

Kaem: Perversión En La BratvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora