Cada historia tiene un final, pero en la vida, cada final es solo un nuevo comienzo...
Han pasado varios días desde que estoy aquí. No puedo saber cuantos, no hay reloj por lo que tampoco puedo saber la hora. Ha venido infinidad de personas a verme, pero no hay palabras que salgan de mi boca, no quiero ver a nadie, ni siquiera a mis hijos pues no seria una visión muy buena para ellos en este momento. Perdieron a su padre, preferible que pierdan a su madre también antes de que la den por loca.
Solo es dormir y despertar, sin soñar, ya no quiero ni logro soñar.
Los minutos pasan tan lentamente que llega a ser devastador la mayoría del tiempo. Desde el día que Leonardo murió todo ha sido blanco y negro. La culpa me carcome siempre, como hielo corriendo por mis venas. Es todo tan confuso que me rehúso a salir de este estado de irrealidad, así ninguna otra cosa podría dañarme, ni yo podría dañar a nadie mas. Prefiero quedarme aquí, en el limbo, en la nada.
las letras de la canción con la que Leo me había pedido matrimonio, seguían sonando en mi cabeza sin poderlas apagar. No puedo escapar, todo es oscuridad, llanto y culpa. Siempre está la culpa, nunca me abandona, se ha vuelto parte de mi ser y vive conmigo desde ese día. Imágenes de su cuerpo tendido den mis brazos llegan a cada minuto del día, y el día es largo. Puedo incluso, sentir su piel y su aroma, el aroma de su sangre derramada por el suelo, y vienen personas a quererme alejar. ¡No! ¡no me alejen de él! Me hablan pero no se que es lo que dicen. Intento luchar pero pronto me quedo sin fuerzas y vuelvo a sumirme en la oscuridad. En la calma y en la paz, mucha paz.
Las personas ya no me alejan de él, ya no intento luchar aunque tampoco puedo escuchar lo que dicen, son solo palabras al viento, susurros en un idioma que no logro entender. Leonardo sigue tendido en mis brazos aun sin volver a respirar.
***'m>
Puede ser que hayan sido semanas después, pero un buen día, un par de enfermeros entraron a mi habitación. Por primera vez después de mucho tiempo tuve la capacidad de escuchar y entender lo que me decían.'m>
-Clarissa, ya no es necesario que estés en esta habitación de confinamiento, has demostrado que no te harás daño a ti misma ni al personal ¿te parecería salir un momento a tomar el sol?-'m>
Sus rostros se mostraban con demasiada bondad y compasión, por no decir que lástima. Mi única reacción ante ello fue asentir con mi cabeza. Comencé a recuperar mis cinco sentidos que habían estado adormilados hasta hoy. Caigo a la cuenta de que estoy en un hospital psiquiátrico. ¡Dios! ¡Esto es tan terrible! ¿Tan mal he estado este tiempo? ¿Cómo puede ser? ¿Y mis hijos y el resto de mi familia? Necesito urgentemente recuperar el control de lo que esta sucediendo, no puedo permitir mas de esto.
'm>Necesito salir de aquí.
No se cuando llegamos al patio, que era un lugar precioso lleno de pasto por doquier, arboles y una enorme fuente en el centro que hacía que se viera como paisaje salido de un cuento, excepto por la aterradora vista de mucha gente en batas blancas, terrible. Los enfermeros que me habían traído ya no estaban y yo buscaba con desesperación a cualquier persona que no estuviera vestida con una bata blanca como la mía. Al fondo del lugar se encontraban varias enfermeras sentadas en unas hermosas bancas de piedra, así que me dirigí hacia ellas para pedirles hablar con alguien, para decirles que me encuentro bien y que necesito salir de este lugar tan aterrador, decirles que no estoy loca, que necesito a mis hijos y a mi familia, que debo asegurarme de que Ían se encuentre bien, ¿Qué ha sido de Sally y André?, ¿Qué fue de Alex y de Armando? Necesitaba respuestas y las necesitaba ahora.