CAPÍTULO 10

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-¿Cómo pudiste? Confie en ti

-Bi-

-No. Lo sabías, siempre lo supiste. Eres una maldita mentirosa, como pudiste dejar que mi familia y mis amigos sufrieran por esto

-Yo solo quería

-No. No me des excusas, nada justifica esto. Tú solo me querias sólo para ti. Eres una egoísta, me robaste mi vida. Te odio

Sara se despertó sobresaltada. Su respiración estaba agitada, su pecho subia y baja, su corazón latia muy rápido, se sentia asfixiada. Trago duró y se puso de pie, iría por un poco de agua.

Habia sido una horrible pesadilla, algo que jamás pasaria, ella iba a ser sincera.

Cuando la puerta de la habitación de hospital se abrió dejando filtrarse la luz de los pasillos un debil Bin habló.

-¿A dónde vas? No me dejes sólo - habló el pelinegro con los ojos cerrados

-Voy por un poco de agua - dijo regresando a un lado de la camilla para sentarse en la silla junto a ésta, dónde antes se encontraba durmiendo

-¿Estás bien? ¿Tuviste una pesadilla? - pregunto ya con los ojos abiertos

-Si, perdón si te asuste

-¿Fue muy fea?

-Lo fue

-Cómo no recuerdo nada, yo sólo sueño contigo

-¿E-enserio? - Bin asintió - Debo de tenerte aburrido, me ves todo el dia y tampoco te dejo en paz en tus sueños

-Para nada, lo único que es una molestia es este maldito hospital - miro todo al rededor de la habitación -. Perdón por se una molestia, debe ser cansado cuidar de mi

-Igual de casando que estar hasta en tus sueños

-Para mi es agradable - sonrio -. Pero no encuentro agradable el hospital - dijo mientras secaba una lagrima del rostro de Sara

La pesadilla la habia hecho derramar una lágrima mientras dormia. Ella ni siquiera se habia dado cuenta de ello, al contrarío del pelinegro que la había observado mientras dormía, con su cabeza apoyada en su regazo.

-Realmente fue una pesadilla horrible ¿Queme el restaurante acaso?

Sara rio -Si, fue justo eso - se puso de pie nuevamente -. Iré por agua, ahora regreso

La castaña salio de la habitación y camino hacia una máquina expendedora. Al final decidio comprar un café para evitar domir, pero también compró un botella de agua para Bin.

Cuando regresó, encontró a Bin sentado en la camilla quitando algunas agujas con las que le inyectoron suero y demás.

-¿Qué haces? - pregunto Sara preocupada

-El doctor me dio de alta - dijo alzando la mirada, pues estaba concentrado quitandose las agujas

-Ah... Pensé que ibas a huir

-Lo estaba considerando cuando el llegó - rió -. Vamos a casa - Sara asintió y corrió a pararse a su lado para qué el se apoyará en ella - ¿Qué haces?

-Te ayudo - dijo la castaña, pero sonó más cómo una pregunta

-Soy demasiado pesado

-Yo no te dije gordo

-No habló de eso - puso los ojos

-¿Entonces a qué?

-Pues soy muy alto

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