— Yibo, cariño, por favor.
— No lo sé...
— Sabes que no lo hago porque quiera a mi hermano; solo lo hago porque me conviene que me deba un favor.
— Eso no está bien. Es tu hermano...
— Oh, por favor, no seas débil. Siempre es lo mismo contigo. Deberías ser más rudo y menos estúpido. No sé por qué me casé contigo si eres un conformista mediocre.
Yibo no volvió a contestar. Hace tiempo, su esposa se convirtió en una verdadera perra. Internamente sabe que no debe hablar así de su "esposa".
Normalmente, deja que haga lo que quiera, pero esta situación es diferente.
Hace un tiempo, el hermano de su esposa, si mal no recuerda el nombre es Xiao Zhan, se comunicó con ella para pedirle posada en su casa un tiempo, ya que iba a abrir un nuevo local de postres en la ciudad. Este local solo sería una pequeña franquicia en comparación con su enorme restaurante en Italia.
La cosa es que su esposa de alguna manera ha insinuado robarle todo el dinero a su hermano; dejarlo en completa bancarrota.
Por esa razón se ofreció para darle posada en su casa. Quizá su hermano no conoce del todo a su hermana mayor.
Le gustaría advertirle sobre las intenciones de su esposa, pero ahí está el problema... No tiene ni idea de quién es. Nunca lo ha visto en fotos o algo y sabe cosas de él gracias a su suegra y una que otra cosa por su esposa o exesposa.
Está pensando en pedir el divorcio.
— No quiero que metas tu nariz en esto, Yibo. Lo digo en serio, no me vas a arruinar mi oportunidad para poder tener lo que siempre he merecido.
— Haz lo que quieras, pero no me vayas a arrastrar en tus problemas si llegan a surgir—. En realidad mentía. Iba a hacer lo imposible por advertirle a su cuñado.
— Más te vale —. Dijo cambiando su rostro grosero a uno más dulce y educado. — Bien, mi hermano vendrá en la noche. Pórtate bien, amor.
Eran las seis de la tarde cuando el timbre retumbó en toda la casa.
— ¡Yibo, ve a abrir esa maldita puerta!
Yibo rodó sus ojos ante el fastidioso grito de su esposa del otro lado del baño.
Se levantó de la cama y se colocó sus sandalias. Bajó las gradas en trote y se dirigió a la puerta. Frunció su ceño cuando en la entrada divisó a una elegante y hermosa mujer y no al hermano de su esposa.
— Este... Buenas noches. ¿Está perdida señorita?
Antes que contestara, unos tacones resonaron en la sala.
— ¡Hermano! Cuánto tiempo. Pasa, pasa, la cena está casi lista.
¿Hermano?
Yibo y al parecer el hermano de su esposa chocaron miradas... y carajo, las sostuvieron más de lo que deberían porque dos cosas comenzaron a palpitar.
Quizá haya sido la falta de sexo.
Quizá haya sido los hermosos y esponjosos labios de Xiao Zhan.
Las blancas y largas piernas.
Su delgada cintura o su hermoso cabello castaño ondulado amarrado en media cola por un listón azul, casi igual que su vestido azul que se pegaba a su cintura, pero que era embobado de la parte de abajo.
Pudieron haber muchos "quizá", pero esa misma noche muchas cosas comenzaron a surgir en Yibo. Nunca había tenido tantas ganas de estar con alguien como... con el hermano de su esposa.