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Ginro estaba en su primer año de preparatoria, las clases no habían iniciado hace mucho y ya tenia un grandísimo problema, estaba mas que claro que Kinro no seria piadoso con el al ver esas notas tan bajas, menos sabiendo que todo el día se la pasaba jugando videojuegos, hasta ese momento no había sido mas que un vago dejando todo a ultimo momento, y el lo sabía, pero pensaba que podría estudiar a ultima hora y salvarse milagrosamente de los exámenes, estaba mas que claro que no fue así, reprobó casi todas sus clases, y las que no, las paso con una nota bastante baja, eran los exámenes de mitad de trimestre y quizás podría recuperarse para los exámenes finales, pero viera por donde lo viera no se salvaría de su hermano en ese momento.


Se paso todo el camino a su departamento pensando en posibles escusas con las que quizá podría salvarse de sus regaños o alguna especie de castigo, incluso en caso de que ninguna funcionara tenia planeado fingir estar enfermo como escusa de no haber dado buenos resultados en los exámenes, sin embargo todas sus estrategias se esfumaron de su cabeza cuando vio a su hermano de brazos cruzados apenas paso por la puerta.


Kinro estaba ya en su ultimo año y estaba preparándose para postular al examen para una universidad en Tokio, por lo cual siendo tan estricto en sus estudios, tenia fe de que quizá estaría ocupado en sus dichosos libros y no le prestaría atención a el y sus notas, estaba claro que la suerte nunca estaba de su lado.


Este penas noto el papel que tenia en sus manos le pregunto si se trataban de su calificaciones arrebatándoselas antes de siquiera poder responderle, su reacción fue muy lenta y por su baja estatura sus intentos por recuperarlas fue casi imposible así que solo le quedaba tratar de escapar de los regaños, con la expresión de ira retenida que tenia su hermano en el rostro sabía que nada de lo que diría lo libraría de un castigo.


Kinro ya había predicho que su hermano llegaría con notas malas por lo que ya tenia un par de sus juegos favoritos como rehenes en su habitación, sin embargo no tenia contemplado que serian tan malas, así que consumido por su rabia fue rápido a la cocina tomando una bolsa de basura en laque metió todos sus videojuegos, ninguno se salvo de la masacre, solo una consola vieja que tenia desde que era un niño que casi no funcionaba, mientras amenazaba conque si no tenia un promedio por lo menos decente para los exámenes finales todos y cada uno de ellos se irían a la basura.


Incluso después de quitarle sus preciados videojuegos todo lo que repetía mientras cenaban era su comportamiento descuidado con los estudios, afirmaba que sin sus juegos quizá ahora si se esforzaría un poco mas en recuperarlos, incluso amenazando que si no lo hacia comenzaría a tener reuniones con sus profesores para preguntarles personalmente sobre su progreso y rendimiento escolar, cada una de las reprimendas era peor que la anterior ni siquiera le dio tiempo de usar alguna de las justificaciones que había estado pensando, su hermano se paro llevando sus platos en el fregadero lavándolos rápidamente para luego subir y seguir estudiando.


Todos los días era lo mismo, llegaba de clases y lo único de lo que hablaban, si es que lo hacían, eran sus calificaciones y posibles clubs a los que podría unirse en algún momento para luego quedarse solo en la mesa, la presión que Kinro tenia por los exámenes de ingreso a la universidad, para los cuales tenia que estudiar arduamente durante todo el año, habían creado en el la costumbre de reducir el tiempo que pasaba comiendo o haciendo otras cosas para estudiar dejándolo solo la mayor parte del tiempo.


Su departamento era silencioso, pequeño pero lo suficientemente grande como para que el y su hermano vivieran bien, eran solo ellos dos en ese lugar, desde que llego hasta ese momento siempre le había incomodado bastante lo silencioso que podía llegar a ser, era un sensación que le desagradaba demasiado, con el silencio que había lo único que resonaba eran sus pensamientos en su cabeza y no había nada que los detuviera, para su hermano el silencio era sinónimo de paz y le daba libertad para concentrarse en sus estudios, lo veía como una cualidad de vivir en un lugar así, sin embargo para el era agobiante.

Flor de DuraznoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora