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Capitulo sin editar, disfruten
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Todo paso demasiado rápido, cuando lograron ingresar a Regulus a San Mungo, se volvió un caos

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Todo paso demasiado rápido, cuando lograron ingresar a Regulus a San Mungo, se volvió un caos. Ya que al portar la marca tenebrosa se negaban a darle la atención médico correspondiente.

Sirius se alteró demasiado, debía ser una puta broma.

- ¡¿Cómo que no pueden atender a mi hermano?! - grito a la persona que estaba frente a él, era una chica, un poco mayor que él.

- ¡Es un jodido mortifago! ¡Por mi que esos bastardos se mueran! - grito de vuelta la mujer, con el enfado notorio en su voz.

- ¡Déjate de idioteces, has tu trabajo! ¡Mi hermanito se está muriendo! - las lágrimas corrían por su rostro.

Un sanador cerca de ahí, visualizo el trato que la aprendiz estaba teniendo con el mago Black. Acercándose para tratar la situación, tomo el hombro de la mujer, quien volteo a verlo con una mirada que paso de enfado, a sorpresa y miedo.

- Señorita Brown, le pediré que se retire de este piso y pase con la superiora Calen para nuevas indicaciones. - su voz calmada pero demandante resonó. - y al final del día preséntese en mi oficina.

- Si, sanador Evans. - la chica observo a Sirius con resentimiento y se retiro del lugar.

- Sirius, de este lado se encuentra una camilla, ayúdame a llevar a Regulus, este día solo seremos tu y yo, créeme, nadie querrá venir aquí, ningún sanador lo permitiría.

- Gracias Will ... - Y con el mayor cuidado que pudo subió a su hermano a la camilla, que se encontraba cerca de ellos.

- Dame las gracias con una botella de whisky de fuego más tarde, creo que me lo merezco. - Y con la urgencia que requería, se llevaron a Regulus a una sala donde, gracias a Will, serían solamente ellos.

Cuando sus amigos llegaron a San Mungo, la espera se hizo eterna, nadie los dejaba entrar a dónde se encontraba el sanador Evans, Sirius y Regulus, muchos los miraban con confusión, desagrado, a los chicos poco les importaba las miradas de odio, l...

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Cuando sus amigos llegaron a San Mungo, la espera se hizo eterna, nadie los dejaba entrar a dónde se encontraba el sanador Evans, Sirius y Regulus, muchos los miraban con confusión, desagrado, a los chicos poco les importaba las miradas de odio, lo único que querían noticias respecto a sus amigos.

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