Hoy es de esas veces, en las que te sientes quebrado. Roto.
Sin ganas de seguir adelante, porque todo a tu alrededor se derrumba. Todo cae. Y tú sientes un nudo en la garganta.
Las lágrimas amenazan con salir. Pero debes seguir fingiendo. Tal vez llores hoy, pero mañana deberas guardarte el dolor. Ahogarlo en el fondo, hasta la siguiente noche.
Tus amigos te fallaron, aquellos con los que pensabas que podías confiar, se han ido. Te han dejado solo. Todos los futuros planes juntos, todos los momentos de felicidad y risas, se esfuman en un segundo. ¿Porqué? No lo se, pero duele.
En casa no todo va en orden. En vez de encontrar un refugio. Encuentras gritos,enojos,más dolor. Todo lo que menos necesitas son más preocupaciones. Pero ahí está esa palabra: soledad. Flotando sobre tu mente. Cada vez más cerca de la realidad.
Esa persona. Un monstruo con disfraz.
Lo último que faltaba para romper tu corazón, aquel corazón que amó con todas sus fuerzas. Un corazón que ya no cree en el amor. Por su culpa. Por destruir esa fantasía de que lo cuentos de hadas existen. Pura mierda.
Y está ese problema contigo mismo. Esas voces en tu cabeza. Esos pensamientos suicidas. Luchas con tu apariencia día a día. Luchas por gustarle a los demás, mientras que a ti no te gusta lo que vez en el reflejo del espejo. Tienes heridas interiores y exteriores. Cicatrices que no se borran. Quisieras cambiar algo de tu apariencia. Quisieras ser como ella ¿no? Pero no lo serás. Nunca. Porque eres unica aunque no lo veas. Y aunque él no lo valore.
Sonries dicendo que todo está bien. Sabes que no es cierto.
Pero debes seguir. Porque dejarte vencer en este momento. Sería como aceptar que no pudiste con está estupida sociedad. Así que hay que seguir y seguir. Con la frente en alto. Tapando las lagrimas de la anterior noche. Sonriendo aunque por dentro quieras arrancarte la cabeza. Fingiendo ser feliz.