Es curioso como el trabajo de sanar cambia tantas cosas.
La vida ha sido una lucha. La lucha cambia conforme el tiempo y los espacios ocupados, pero al fin y al cabo ha sido una lucha.
Los diciembres por el contrario, siempre fueron fáciles. Los diciembre han sido más bien un mes para celebrar la vida y la oportunidad de empezar de nuevo. No una lucha, no un peso. Pero una se da cuenta que también, a medida que uno sana, los problemas cambian.
Antes de cumplir la mayoría de edad, se juraba que a los 18 años por fin sería el momento para irse de casa. A los 18 se dio cuenta que no podría irse hasta que terminara la universidad, tipo 22 años. Esto, también le ayudó a enterarse que la primera libertad, es la libertad económica. A los 21 se fue y comenzó a sentir una pesades que escasamente le permitía existir y no necesariamente bien. 7 años después ve una luz al final del túnel y empieza a ver como su depresión se vuelve un recuerdo y un miedo... pero los diciembre siempre fueron felices, las novenas de aguinaldo, Navidad, cumpleaños, año nuevo, Secret Santa y todo lo que acompaña estos días: comida, amigos, bailes, besos y abrazos a las 12 de la noche y la siempre música.
Un mes feliz por 11 de tristeza.
Ahora, que ya no odia a sus padres, que les compadece y les entiende, ahora que ya no duele tanto, ahora que habla con su madre al menos 3 veces a la semana, qué felices son 11 meses del año y qué difícil es diciembre.
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Diciembre después de sanar
Short StoryDiciembre se siente tal cual como el estado de tu consciencia, solo que al contrario.